Pensiones no contributivas: ¿qué son y quiénes se pueden beneficiar?

Las pensiones contributivas son prestaciones económicas que se conceden por jubilación, incapacidad permanente o fallecimiento a aquellas personas que han cotizado a la Seguridad Social por un tiempo mínimo. En el caso de fallecimiento, esta pensión se entrega a los hijos, pareja o familiares del trabajador. La cuantía de estas pensiones se determina en función de cuánto haya cotizado el trabajador en los años considerados a efectos de la base reguladora de la pensión de la que se trate.

Por el contrario, las pensiones no contributivas se reconocen a aquellas personas que, si bien no han cotizado nunca o no lo han hecho por el periodo mínimo, no tienen recursos suficientes para subsistir. Estas pensiones se recibirán en caso de que no se cuente con unos ingresos mínimos de 5.438,40 euros al año. No obstante, esta cuantía sólo se considera cuando el solicitante vive solo. Si convive con otras personas unidas a él por matrimonio o lazos de parentesco de consanguinidad o adopción de segundo grado, los ingresos máximos anuales que se exigen para percibir la prestación varían en función del número de personas y grados de parentesco.

Existen dos clases de pensiones no contributivas, las de jubilación y las de invalidez. Para percibir pensión no contributiva de jubilación hay que cumplir los siguientes requisitos: tener 65 o más años, residir en territorio español y haberlo hecho durante un periodo de 10 años, de los cuales dos han de ser consecutivos e inmediatamente anteriores a la fecha de solicitud.

Para recibir la pensión no contributiva de invalidez se debe: tener entre 18 y 65 años, contar con un grado de discapacidad igual o superior al 65%, residir en el estado español y haberlo hecho durante un periodo de cinco años, de los cuales dos han de ser consecutivos e inmediatamente anteriores a la fecha de solicitud. El derecho a pensión no contributiva de Invalidez no impide el ejercicio de aquellas actividades laborales, sean o no lucrativas, compatibles con la discapacidad del pensionista y que no representen un cambio en su capacidad real para el trabajo. Asimismo, se puede compatibilizar el percibo de la pensión con los ingresos derivados de la actividad, durante los cuatro años siguientes al inicio de la actividad, si la suma de la cuantía anual de la pensión que tuviera reconocida el pensionista y de los ingresos anuales que perciba o prevea vaya a percibir de la actividad laboral no superan 11.992,43 €

Con la subida del 0,9%, la cuantía básica de las pensiones no contributivas se sitúa en 395,60 euros al mes, sumando al año 5.538,40 euros. Según datos del IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), en total 451.146 personas se benefician de estas pensiones.