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El doctor César Noval explica los detalles de la intervención. Kai Forsterling (EFE)
De mujer a hombre en 17 horas

De mujer a hombre en 17 horas

El cirujano valenciano César Noval realiza, por primera vez en España, una reasignación de sexo con un solo paso por el quirófano

FERNANDO MIÑANA

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 09:22

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Rafa ya hace días que lleva una vida normal. O, al menos, la vida que quiere. Una vida en la que se muestra al mundo como un varón y no como una mujer, el aspecto que le martirizó durante 29 años. Rafa ya cumple las dos premisas para colgarle la etiqueta de éxito a una intervención de reasignación de sexo: puede miccionar de pie y mantener relaciones sexuales, aunque no con la plenitud de un joven que ya nació con un pene.

Este cambio físico tan radical, tan profundo, se realizó hace dos meses en Valencia, en la ciudad del doctor Cavadas y sus virguerías con piernas, brazos y rostros, en una tierra pionera en los transplantes de corazón, y ahora también en el centro de operaciones de César Noval, un cirujano plástico que se ha convertido en el primero de España en realizar esta transformación del tirón, con un único paso por el quirófano cuando lo habitual es hacerlo en varias fases.

Eso sí, una intervención maratoniana, de 17 horas, en la que el doctor Noval dirigió un equipo multidisciplinar con especialistas en cirugía plástica, maxilofacial, urología y ginecología, una anestesista, dos instrumentalistas y dos enfermeras. Además del apoyo de un endocrino y un psicólogo. Un regimiento de sanitarios para un hito en España. Porque lo habitual es pasar cuatro veces por el quirófano: mastectomía, retoques faciales, retirada de los genitales y la faloplastia, la construcción de un pene.

César Noval tuvo otros pretendientes, clientes que le pidieron hacer el cambio físico de mujer a hombre en un día, pero rechazó a todos menos a Rafa, un valenciano de etnia gitana que tuvo que padecer la incomprensión familar y que solo encontró el apoyo necesario para dar este paso trascendental gracias a su pareja y a su familia, más comprensiva que la propia con el suplicio que supone ser un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer.

Rafa fue el primero que encajó en el perfil que requería un caso así de complejo. «Me lo han pedido otras veces, pero el paciente tiene que estar muy preparado, de salud y en lo psicológico; tiene que estar muy sano para meterse tantas horas de quirófano y asumir un cambio como este», advierte este médico valenciano de solo 30 años de edad.

Solo paró quince minutos

La intervención se produjo hace dos meses en el hospital IMED Valencia. Noval madrugó mucho ese día y, como hace siempre que tiene cirugías largas, como un lifting o cirugías combinadas, desayunó mucha avena, quinoa y tostadas con humus, «para tener muchos hidratos de absorción lenta». Llegó al quirófano a las siete de la mañana y empezó a trabajar una hora después. Pasada la medianoche recogían el instrumental, se quitaba el gorro de flamencos que le cubre la cabellera y salía del quirófano «con la intención de dormir, aunque con un ojo abierto pendiente del teléfono, por si surgía cualquier tipo de complicación».

Noval ya se atrevió hace un año con el camino inverso, de hombre a mujer, en una intervención que duró 'solo' siete horas y en la que se reconstruyeron los pechos, la vagina y el clítoris, y se realizó la feminización del rostro. Ahora le ha tocado a Rafa, quien, al fin, puede sentirse plenamente Rafa después de años de frustración y de rechazo por parte de una familia «de un nivel socio-cultural medio-bajo», como apuntaron desde el hospital IMED.

Antes tuvo que superar todas las fases: un reconocimiento personal para constatar que estaba mentalmente preparado para asimilar la transformación de su cuerpo, para dormirte con el físico de una mujer y despertarte casi un día después con el de un hombre; someterse a una terapia hormonal sustitutiva, durante al menos doce meses, que tiene como objetivo tratar el vello facial y corporal, la grasa y la voz, y aceptar una operación quirúrgica tan larga.

Porque una cirugía tan agresiva implica el riesgo de una trombosis, la posibilidad, como le ocurre al 30% de los pacientes, de perder el falo y, en el mejor de los casos, no tener la funcionalidad de alguien que ha nacido con un pene en su cuerpo.

Durante esas 17 horas solo realizó un parón de quince minutos, a las seis de la tarde, para ir al cuarto de baño, tomarse un vaso de quinoa y beber un zumo. «No puedes ingerir nada con cafeína porque en la última fase tienes la microcirugía y es necesario mantener el pulso muy firme», aclara. Después se introdujo en el quirófano y siguió a lo suyo. «Aunque parezca mentira, se te pasa rápido porque yo, cuando estoy operando, no soy consciente del tiempo, solo pienso en lo que tengo que hacer».

Y esta vez incluía construir un pene de la nada. Lo hizo con tejido del antebrazo izquierdo, con la piel, la grasa, una arteria, dos venas y dos nervios. Esta vez, pese a que es muy común, no fue necesaria una prótesis interna. «Al hacerlo todo conjunto, pude crear un pene más grande de lo habitual que nos permite hacer una función sexual sin prótesis, aunque no completa».

Un expediente brillante

Noval asegura que el postoperatorio «no es especialmente doloroso». El paciente solo sufre molestias en la zona de los puntos por la tirantez. «Lo peor es que tiene que estar una semana sin levantarse y eso genera una gran incomodidad». La recuperación fue la esperada, con un solo contratiempo: una fístula uretral, que pudieron resolver. El resto fue según lo previsto: a las dos semanas ya podía orinar de pie y al mes ya realizó la función sexual.

El cirujano plástico atesora un expediente brillante. Cursó Bachiller en el colegio El Pilar con matrícula de honor y completó Medicina por la Universidad de Valencia con premio extraordinario de licenciatura. Después ejerció como cirujano plástico en la clínica Ruber (Madrid) y en Teknon (Barcelona), así como en reputados centros de Manhattan, Los Ángeles y San Francisco.

En Beverly Hills estuvo en algunas de las clínicas punteras de Estados Unidos y del mundo, al lado de especialistas como Rollin K. Daniel, quien patentó la rinoplastia con ultrasonidos, lo último en cirugía estética. Todo ese conocimiento le ha servido para abrir su propia clínica -Noval-Plastic Surgery Institutella- en el centro de Valencia. Allí corrige narices, aumenta senos y rejuvenece a hombres y mujeres. A otros, como Rafa, los convierte en el hombre que siempre quiso ser.

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