El biógrafo del 'showman', Salvatore Spadaro, en el centro, junto a la estatua que recuerda a Frank Lentini en Rosolini, su pueblo natal. R. C.

El monstruo valiente: 3 piernas, 4 pies, 16 dedos y 2 genitales

Al escarnio, Frank Lentini respondió con «determinación y orgullo siciliano» en las pistas de los mejores circos. En su 130 aniversario, una película busca honrarle

ICÍAR OCHOA DE OLANO

Martes, 29 de enero 2019, 00:29

Esa tarde de sábado hubo consenso absoluto en Rosolini: se trataba de un horripilante castigo de Dios. Lo anunció con sus gritos la misma partera, ... una tal María Albino, quien, aterrada y llorosa después de contemplar a la criatura en su brazos, la envolvió en un pedazo de tela y la dejó en un cesto bajo la cama. Afuera, las mujeres que aguardaban el alumbramiento se contagiaban del espanto y de la histeria mientras el progenitor, ajeno al drama, segaba en el campo. Había llegado al mundo el cuarto de los doce hijos que engendraría el matrimonio formado por Giovanna Falco y Natale Lentini, un niño en perfecto estado de salud con tres piernas, cuatro pies, dieciséis dedos y dos genitales. Nunca un vecino de esta humilde localidad de los confines de Siracusa, al suroeste de Sicilia, generó más temor y repulsa desde la cuna. Nunca una «maravigghia», como le apodarían enseguida -«monstruo», en realidad- llegaría más lejos en sus conquistas personales y artísticas con su maldita deformidad.

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El funesto nacimiento se producía un día de primavera de 1889 y las supercherías rurales enseguida encontraban una explicación peregrina al amorfo «ciccinieddu tri pieri» (algo así como 'Francisco tres pies' en siciliano). Que si un carretero, una mesa de tres patas y un susto morrocotudo por parte de la gestante. En un primer momento, y pese a tratarse del primer varón de la pareja de jornaleros después de tres niñas, a Francesco también le repudiaron sus padres, que decidieron entregarle a la mujer de su tío materno.

Su exilio familiar duró poco. Al cabo de cuatro meses acudieron en su busca para llevarlo a la consulta de un galeno en Nápoles. Querían que le extirpara la tercera pierna. Tras someterle a una concienzuda revisión, concluyó que su extraordinaria apariencia derivaba de una pareja de gemelos siameses que se formó en el vientre de su madre para después malograrse. Solo Francesco sobreviviría, con parte del cuerpo del otro embrión fusionado en el suyo propio. Además de las tres piernas, con sus respectivos pies, tenía un cuarto pie en proceso de formación que brotaba en medio de la tercera pierna. El bebé contaba además con dos penes y cuatro testículos en perfecto funcionamiento. El facultativo descartó amputarle la tercera pierna. Demasiadas probabilidades de que el niño muriera en la operación o de que quedara paralizado. Consultaron con un segundo facultativo. Esta vez en Malta, pero también rehusó mutilarlo.

Francesco no tomó conciencia de sus peculiaridades físicas hasta los cinco añitos, cuando empezó a salir a las calles de Rosolini a corretear con otros niños y comprobó confundido que todos tenían una pierna menos. De inmediato, el aspirante a compinche de juegos se convirtió en diana de burlas y escarnio. A medida que crecía, su madre le cosía los pantalones y se ocupaba de encargar al zapatero tres unidades, y su primogénito aprendía a sentarse y a dormir poniendo la tercera pierna sobre su busto. A pesar de que era capaz de tenderla, no podía utilizarla para caminar, lo que le frustraba tanto que, ya de jovencito, decidió llevarla atada.

La llegada del quinto hijo a la casa de los Lentini hizo insostenible aquella vida de miseria y humillación en Siracusa, así que, cuando comprobaron el interés morboso que suscitaba su pequeño engendro y alguien les sugirió que su exhibición les haría ganar dinero, decidieron emigrar a América. Francesco tenía nueve años en 1898, cuando emprendieron un largo viaje sin retorno hasta Liverpool y de allí a Estados Unidos a bordo del 'Navonia'. Empezó en Boston ingresando un puñado de dólares al día hasta que, en 1906, lograba debutar en el Madison Square Garden con el Barnum's Ringling Brothers. Su número, en el que peloteaba balones con las tres piernas, hacía furor y enseguida se convirtió en una cotizada atracción que le permitió destacar en otros circos, compartir pista con leyendas como Buffalo Bill y participar varias veces en giras que le llevaron por América Latina y Europa. Todo el mundo quería ver a la «maravilla de las maravillas, Frank Lentini, el hombre con tres piernas, cuatro pies y dieciséis dedos».

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«Más de un hombre...»

Allí donde recalaba siempre le preguntaban lo mismo: por qué había nacido así. Y él siempre ofrecía la misma respuesta con una amable sonrisa en los labios: «... porque mi madre no parió dos hijos. Parió más de un hombre, menos de dos». Así, con su frase fetiche, es como Salvatore Spadaro, un asesor fiscal de Rosolini empeñado en desempolvar la vida de lucha ejemplar de su paisano Lentini, titula su biografía. El historiador resalta cómo la tenacidad y su sentido de la dignidad le granjearon un enorme respeto entre el público y entre sus propios colegas, que le apodaron 'El Rey'. «Se convirtió en el rey de los monstruos a base de determinación y de orgullo siciliano. Así fue como superó sus déficits físicos y los convirtió en fortaleza y en oportunidad. Fue por el mundo transmitiendo el mensaje de que era un ser único y exclusivo, y no una 'maravigghia'. Es un icono mundial de la redención de la diversidad», destaca en declaraciones a este periódico.

Él mismo se ocupó hace un par de años, cuando se conmemoró el cincuenta aniversario del fallecimiento de su admirado paisano -murió a los 77 en Jackson (Tennessee), durante una gira-, de localizar a sus descendientes y de citarlos en Rosolini. Lentini, un hombre inteligente, optimista y jovial que supo convivir con su minusvalía y sacarle provecho como 'showman', se casó con una bella actriz, Theresa Murray, con la que tuvo cuatro hijos (hoy fallecidos) y trece nietos, buena parte de los cuales acudieron a su llamada. De aquella emocionante visita, la localidad de apenas 20.000 habitantes que horripilada le vio nacer conserva la estatua que mandó hacer en honor de su hoy hijo predilecto, y también las expectativas ante la película que planea sobre su vida ahora que se disponen a festejar su 130 aniversario. Marina Paterna, quien fue mano derecha del oscarizado Giuseppe Tornatore, trabaja en el guion del 'biopic'. Según revela Spadaro, para el papel estelar la cineasta se propone involucrar a un actor español.

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