Las 5 formas por las que te puede robar tu tarjeta de crédito

La Oficina de Seguridad del Internauta lanza una serie de recomendaciones para no caer en la trampa. Algunas son no abrir SMS de usuarios desconocidos o eliminarlos directamente, además de no contestar.

También hay que tener precaución al abrir enlaces y descargar ficheros adjuntos de correos, aunque sean de contactos conocidos.

Además, revisar la URL de la página web. Si no hay certificado, o si no corresponde con el sitio al que se accede, nunca facilitar información personal: nombre de usuario, contraseña, datos bancarios, etc.

En caso de duda, consulta directamente con la entidad implicada o con terceros de confianza, como son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI) de INCIBE. Si se da algún dato o se acceder a algún portal sospechoso, contactar lo más rápido posible con la Policía Nacional o Guardia Civil.

Los 5 métodos que usan los ciberdelincuentes para robar tarjetas de créditos son los siguientes:

Consiste en el duplicado de la tarjeta SIM del móvil para robarle dinero a los usuarios, algo que puede conseguir presencialmente o por teléfono, según la operadora. Así, se identifican como si fueran el titular para recibir el SMS con el código de confirmación que los bancos envían al móvil de sus usuarios cuando realizan alguna operación por internet.

Al pinchar en un enlace malicioso, se descarga un software malicioso que se apodera del teléfono y les da las credenciales a los delincuentes con las que acceder a las cuentas corrientes. A partir de ahí, empiezan a emitir transferencias y pedir préstamos, ocasionando una pérdida de dinero brutal al usuario.

El phishing es una técnica que consiste en el envío de un correo electrónico en el que los ciberdelincuentes suplantan la identidad de entidades, como nuestro banco, una red social, una entidad pública, una empresa reconocida o un servicio que utilicemos, y su objetivo es obtener toda la información personal y bancaria que puedan conseguir de nosotros, como usuarios y contraseñas, direcciones, datos de tarjetas de crédito, etc., realizar un cargo económico o infectar el dispositivo. Para ello, adjuntan archivos infectados o enlaces a páginas fraudulentas.

Es la estafa que más afecta a las empresas por el daño económico que conlleva. Además, el 90% de ellas están expuestas por no contar con un servicio de ciberseguridad adecuado. Consiste en un ataque al sistema de correo electrónico. El ciberdelincuente accede y espía las transacciones económicas que se realizan. Cuando detectan una que les interesa, modifican el email del emisor para que les manden a ellos el dinero.

Aeropuertos, centros comerciales o cafeterías son los enclaves en los que actúan los cacos. Los ciberdelincuentes pueden acceder a los datos de las personas que usen un wifi público y conseguir sus contraseñas. También las de las tarjetas de crédito y realizar comprar al instante o pedir un préstamo.