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Helena Maleno hace el signo de la victoria rodeada de migrantes africanos. R. C.
La 'mamá' que avisa a Salvamento Marítimo si hay pateras a la deriva

La 'mamá' que avisa a Salvamento Marítimo si hay pateras a la deriva

Los migrantes la adoran a Helena Maleno, pero Marruecos podría juzgarla por colaborar con las mafias

Viernes, 2 de febrero 2018, 01:51

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El móvil de Helena Maleno suena a todas horas. Habla en francés, en inglés o en español y toma notas. Llama a Salvamento Marítimo. De dónde han salido. A dónde se dirigen. Cuántos son. ¿Hay mujeres? ¿Y niños? Su móvil lo tienen apuntado muchos migrantes que esperan en Marruecos, Ceuta y Melilla su oportunidad para cruzar el mar. Si se ven en dificultades, lo marcan. A muchos les ha salvado la vida. No a todo el mundo le gusta: mañana prestará declaración por segunda vez ante una corte marroquí para defenderse de la acusación de cooperar con las mafias que trafican con seres humanos. La activista, que nació en 1970 en El Ejido (Almería) y vive en Tánger, se enfrenta a entre seis meses de cárcel y la cadena perpetua. «Salvar vidas no es delito», repite sin descanso.

En su primera declaración, el 10 de enero, el juez marroquí reconoció su «labor humanitaria», pero solicitó nuevas pruebas. Según ella, la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) del Cuerpo Nacional de Policía empezó a investigar en 2011 su presunta pertenencia a una «red de tráfico de personas». Ella asegura que la Audiencia Nacional archivó su causa al no apreciar indicios de delito y que las autoridades marroquíes intervinieron su teléfono para responder al informe remitido por los agentes españoles, pero no encontraron nada sospechoso. La Policía, sin embargo, niega la mayor. «No investigamos para países extranjeros», zanjan fuentes del cuerpo.

Además de los emigrantes, hay otros sectores que la apoyan sin reservas. Desde la Iglesia -cientos de africanos acudieron la víspera de su comparecencia judicial a una misa en la catedral de Tánger- hasta Podemos e Izquierda Unida, que consideran las acusaciones contra Maleno una persecución «política» para quitarse de encima «una voz incómoda». La Unión Progresista de Fiscales, el Consejo General de la Abogacía y el Instituto Andaluz de la Mujer han premiado su labor solidaria.

«Posiblemente sea la persona que más vidas ha salvado en el Estrecho», afirmó en un blog Miguel Zea, jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Almería. Estos días, sin embargo, esta entidad pública, integrada por un equipo de 1.500 personas que dan respuesta a las emergencias en el mar, prefiere permanecer «al margen».

Los primeros contactos de Maleno con el mundo de la inmigración se produjeron en el 'mar de plástico' de su localidad natal, como asesora del Sindicato de Obreros del Campo. En 2001 se mudó con un hijo pequeño a Marruecos y fundó la red de apoyo a los migrantes Caminando Fronteras. También trabaja para otras ONG como consultora y elabora informes sobre migración, asilo y deportaciones, con especial atención a la situación de las mujeres. «Llegamos a Tánger hace 17 años. Solos y pobres, con apenas una maleta a la espalda huyendo de la Europa racista que asesinaba a quienes perseguían una vida digna y que criminalizaba a quienes pretendíamos denunciarlo», escribe su hijo Ernesto en su muro de Facebook. El pasado verano, Maleno denunció haber recibido amenazas de muerte. Decenas de organizaciones se sumaron a la campaña 'Defender a quien defiende'.

«Boza», victoria

Las llamadas de alerta no son su único trabajo. Tranquiliza a través de las redes sociales a los familiares de quienes se la juegan saltando la valla o echándose al mar para alcanzar el 'paraíso' europeo. Publica breves mensajes que informan de la salida de una patera desde Nador o Tánger y su llegada a Almería, Motril, Málaga, Algeciras o Tarifa, con el 'hashtag' #Boza ('victoria', en lengua fula), el grito de guerra de los africanos que logran traspasar la concertina de la frontera o llegar a la orilla. O confirma su rescate después de tres días a la deriva, como ocurrió el jueves pasado en la costa argelina con una embarcación en la que 46 personas cruzaban el Estrecho en busca de una vida mejor.

Quienes le dan las gracias se llaman Amadou, Ibrahim, Souleymane o Nourddine y proceden de Guinea, Costa de Marfil, Mauritania o Nigeria, aunque algunos escriben ya desde Europa. Casi todos alaban a Dios o a Alá por haberlos protegido. Muchos la llaman 'maman Helena'. «Te queremos, eres una madre para nosotros. En el Corán, quien salva una vida salva a toda la humanidad», le recuerda uno de ellos. «Tú eres África. Rezamos por ti», la conforta otro. A veces, el mar se traga a los viajeros y sus sueños. Helena también lo cuenta.

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