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La extraña ciudad en la que España va a alojarse durante el Mundial de Rusia

La extraña ciudad en la que España va a alojarse durante el Mundial de Rusia

Esta tierra de cosacos será el hogar de la selección española de fútbol en junio. Es una atípica ciudad rusa con el coro más antiguo del país y la fuente más grande de Europa

FERNANDO MIÑANA

Martes, 15 de mayo 2018, 01:38

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Como ocurre con algunas urbes rusas, Krasnodar fue primero una fortaleza para proteger la frontera y, antes que eso, un campamento militar. Catalina la Grande quiso premiar el arrojo de los guerreros cosacos procedentes del litoral del mar Azov y de la ribera occidental del río Kubán y les obsequió con un gran pedazo de tierra. Por eso su primer nombre fue Yekaterinodar, 'el regalo de Catalina'.

La ciudad, centro administrativo del Krai de Krasnodar, es el motor económico del sur de Rusia. Y allí, a partir del 7 de junio, una semana antes de que arranque la Copa del Mundo de fútbol, se instalará la selección española. Krasnodar, la denominación que adquirió en 1920, tres años después de la Revolución, está prácticamente equidistante, a algo más de cien kilómetos, de los mares Negro y Azov. En este último desemboca el río Kubán después de retorcerse a través de esta urbe que en poco recuerda a las grandes capitales.

Uno de los héroes domésticos es Guennadi Padalka (nació aquí en 1958), el cosmonauta que ostenta desde 2015 el récord de permanencia en el espacio con 878 días, 11 horas y 29 minutos. Pero hay otros símbolos, como la torre hiperboloide del ingeniero Vladimir Grigorievich Shukhov -tiene otra en Moscú, de 160 metros de altura, que sirve de soporte para antenas de radio y televisión- que inspiraría años después a importantes arquitectos como Le Corbusier, Oscar Niemeyer o Norman Foster.

La torre está cerca del circo de Krasnodar, una de las numerosas ofertas culturales que pueden encontrarse en el casco histórico. Como el auditorio de la Sociedad Filarmónica, célebre por su acústica. O el centro cinematográfico. Ambos se encuentran en la espina dorsal de Krasnodar, en la avenida Krasnaya, la calle roja, dividida en dos por un arco del triunfo. Allí hay algunos tramos que se convierten en peatonales cuando llega el buen tiempo. Está lleno de bares y restaurantes y es el lugar donde músicos, pintores y vendedores ambulantes muestran sus habilidades al turista que pasea al calor del bullicio.

Carta al sultán

También forma parte de su patrimonio el Coro Cosaco Académico Estatal de Kubán, el grupo folclórico más antiguo de Rusia. Se fundó en 1811 y se hizo un nombre interpretando canciones populares mientras realizan bailes acrobáticos. Los cosacos sobreviven en Krasnodar y la ciudad les ha dedicado un monumento porque son parte fundamental de la historia. En su honor se hizo una escultura que representa el momento en el que escriben una carta al sultán turco. En la escena quedan libres un barril tumbado y parte de un banco, dos lugares muy recurrentes para el turista que quiere un recuerdo de su visita. El paseante se ve sorprendido en ocasiones por curiosas esculturas, como una simpática pareja de perros erguidos vestidos como hombres o un enorme bolso, o monedero, de gran tamaño.

La ciudad fue tomada por los nazis durante la II Guerra Mundial. La ocupación se prolongó durante seis meses, entre 1942 y 1943. El 12 de octubre fue liberada por el Ejército Rojo. Libre de esvásticas, llegó el momento de juzgar a aquellos ciudadanos que habían colaborado con los nazis.

La patrona de la ciudad es Santa Catalina mártir, que también da nombre a una de sus tres catedrales -las otras dos está dedicadas a Alexander Nevsky y la Santísima Trinidad-. El templo fue levantado en el lugar en que se ubicaba una antigua iglesia de madera construida en 1814. No fue fácil afianzar esta catedral ortodoxa. En 1922 fue expoliada para combatir la hambruna y en 1930 estuvo a punto de ser demolida. El edificio se salvó, pero fundieron las campanas y fue reconvertida en almacén. Durante la ocupación nazi volvió a ser una iglesia y, una vez recuperada la ciudad, se reestableció el culto ortodoxo.

En el parque donde se fundó la ciudad gira una enorme noria de 72 metros de altura, la tercera más grande de Rusia. Aunque la reina en cuestión de tamaño es la fuente Avrora (Aurora), que se utiliza para ofrecer espectáculos de música y luz, aprovechando que es, o eso aseguran, la más grande de Europa. Krasnodar basa su economía en la agricultura, pero tiene una industria cada vez más potente. Está claro que sus habitantes no desaprovecharon el regalo de Catalina.

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