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El matrimonio de pastores evangélicos de la iglesia de Piedras Vivas, en Quintanadueñas, formado por José Gallardo y Carmen Ochoa. :: c. o.Cartel en Quintanadueñas. Iglesia Evangélica de Quintanadueñas (Burgos). :: piedras vivas
Una iglesia visible en la meseta

Una iglesia visible en la meseta

Quintanadueñas (Burgos) incluye su templo evangélico en la cartelería oficial junto al Ayuntamiento, el centro médico y la parroquia católica para reconocer su labor en la comarca

ANTONIO CORBILLÓN

Miércoles, 9 de enero 2019, 01:18

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El mundo analiza al nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y sus constantes referencias evangélicas. Su programa de Gobierno arrancó con un «Dios por encima de todo». Su esposa, Michelle, profesa esta religión que comparte con más de 42 millones de brasileños, casi la cuarta parte de sus 200 millones de almas.

El primer acto público de Bolsonaro fue acudir al salón del culto en Río de Janeiro de Silas Malafaia, el pastor más influyente del país. También ha nombrado a dos ministros-pastores y la política del gigante latinoamericano estará marcada por la llamada 'bancada de la Biblia', el 'lobby' de esta creencia que coloniza la Cámara de los Diputados.

AVANCE PASTORAL

  • Cerca de la segunda fe

  • Influencia social y política

Pero no solo Brasil registra un gran auge de las iglesias evangélicas. En España se abren 18 cada mes. La cifra alcanzó a finales de año los 4.238 templos, según el Observatorio del Pluralismo Religioso. Eso les concede cerca del 60% de lugares de culto no católicos, muy por delante ya de las mezquitas (1.632). Las estimaciones más fiables aseguran que más de 1,5 millones de españoles asisten a sus liturgias y que no están muy lejos de superar a los islámicos como segunda fe en la Península después de la católica.

«No buscamos competir con los católicos, sino llevar una fe a la gente» «Estamos más cerca de Teresa de Calcuta que de Bolsonaro»

El Acuerdo de Cooperación del Estado con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas, firmado y convertido en ley en 1992 iguala, al menos ante la ley, a esta creencia con el resto.

Al igual que el resto de confesiones no católicas, los evangélicos españoles han practicado y difundido su labor desde la casi invisibilidad. Los tópicos habituales sitúan a gran parte de su grey entre las minorías foráneas (sobre todo latinos) y étnicas (gitanos).

Pero las cosas van cambiando poco a poco. En Quintanadueñas, un pueblo del alfoz de Burgos, se puede llegar al imponente edificio de la Iglesia Evangélica Piedras Vivas siguiendo las señales públicas que hace unos días ha instalado su Ayuntamiento. Comparte indicaciones con la iglesia católica de toda la vida, San Martín.

Es una muestra del apoyo, respeto y cariño que se han ganado en este pueblo de 2.000 habitantes del extrarradio de Burgos sus pastores, el matrimonio formado por José Gallardo y Carmen Ochoa. Su historia en la zona arranca con la Constitución. «Empezamos hace 40 años trabajando con colectivos de marginados. Eran tiempos muy duros. Después llegó la droga y el sida para hacer aún más daño», recuerda Carmen. Eran tan duros que «no podíamos enterrar a nuestros muertos en el cementerio católico, había que buscar uno civil».

Empezar en una cuadra

Hija de familia con tradición militar, a los 17 años decidió profesar su cristianismo desde la fe evangélica. «Como todos entonces era católica. El cambio fue un duro golpe para mi padre».

Burgos siempre ha tenido un hueco para los creyentes que siguieron las corrientes que surgieron hace 500 años de la Reforma Protestante. De hecho, y a la par que Lutero extendía su revolución, en la ciudad castellana nació el humanista Francisco de Enzinas, autor de la primera traducción al castellano del Nuevo Testamento. Un congreso reunirá el próximo noviembre a expertos analistas de su obra.

Ya en tiempos modernos hubo otros misioneros, todos muy ocasionales, en los años 20 y 60 del siglo pasado. El gran impulso llegó, como ocurre en el Brasil de Bolsonaro y en el resto de Latinoamérica, desde Estados Unidos. En 1971 llegaron a Burgos varias familias misioneras enviadas por iglesias bautistas: se apellidaban Clark, Allen o Flower. También Roberto y Susana Jobe, que iniciaron su ministerio desde Quintanadueñas, donde rehabilitaron una cuadra como lugar de culto.

A Carmen y José les atrapó aquella corriente y comenzaron una labor muy centrada en ofrecer ayuda a colectivos necesitados a través de su 'brazo' civil, la asociación Accorema (Asociación Cristiana de Comunidades para la Rehabilitación de Marginados,) que lleva más de dos décadas diversificando sus labores, siempre centradas en la ayuda a los más vulnerables.

De forma paralela, ambos pastores constituyeron la iglesia de Piedras Vivas en el año 2000 como un complemento religioso de su labor social. El nombre lo tomaron de la primera epístola universal del Apóstol Pedro (1 Pedro 2:5) «vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo».

Como otros muchos colectivos practicaron su fe en locales poco preparados. Nada distinto a esa 'fe de garaje' que suelen denunciar las comunidades musulmanas españolas, a las que les cuesta encontrar y abrir lugares con condiciones dignas y seguras para practicar su religión.

En 2012, el Ayuntamiento de Quintanadueñas encontró la forma de cederles unos terrenos. Con la ayuda de los fondos de la banca ética (Fondos Fiare), la inauguración de la moderna iglesia en 2014 se convirtió en un gran acto cívico que mostró el «músculo» de la laboriosa comunidad evangélica de la zona.

En Quintanadueñas viven entre 60 y 70 creyentes y con nacionalidades diversas. «Pero en nuestras celebraciones solemos superar el centenar de personas», se enorgullece Carmen Ochoa.

Compartir, no competir

El imponente inmueble, adaptado en parte con fondos municipales, ha convertido a esta iglesia en centro de actividades. Sus instalaciones son utilizadas para dar charlas, organizar actos culturales e incluso conciertos de la Escuela Municipal de Música. «Todos dicen que en el pueblo no hay salón con mejor acústica».

Además y gracias a esa doble labor solidaria y religiosa, Piedras Vivas ha suscrito hermanamientos con otras iglesias españolas y francesas con las que comparte ministerios, actividades, retiros y campamentos de verano.

No solo no encuentran competencia con el párroco de la católica San Martín, con la que ahora comparten señalización, sino que realizan actividades conjuntas como la oración interconfesional dentro de la Semana del Ecumenismo que celebrarán el 15 de enero. «Trabajamos mucho con el párroco católico -aclara la pastora Ochoa-. En Piedras Nuevas no buscamos sacar a la gente de una iglesia para llevarla a la otra sino lograr gente comprometida y que tenga una fe».

Parece claro que en América Latina estas corrientes protestantes han sabido ocupar los espacios que va dejando la todavía mayoritaria Iglesia católica. Y los están acompañando de un creciente poder de influencia política. En Guatemala preside el evangélico Jimmy Morales y otro pastor, Fabricio Alvarado, se quedó a las puertas en Costa Rica. En España se aprecia ese foco sobre el papel público de esta creencia en el mundo pero desde otro punto de vista. «Nosotros nos desvinculamos de las religiones de Estado. Estamos más cerca de Teresa de Calcuta que de Bolsonaro», reflexiona la pastora Carmen Ochoa.

Con más de 1,5 millones de practicantes, las comunidades evangélicas españolas no dejan de crecer. Se acercan a los 2 millones que profesan el islamismo, una práctica que ha tenido que adaptarse a mayores casos de rechazo y desconfianza en los lugares donde tratan de establecer sus centros de culto.

Las corrientes protestantes fueron creciendo en España con el avance democrático en los años 70. El aumento más rápido se produce en América Latina, donde ya superan el 20% en todos los países y tienen una fuerte influencia política y social.

templos inauguraron cada semana de 2018 las comunidades evangélicas españolas, que habían superado las 4.000 iglesias a finales de 2017. Son con mucho la confesión minoritaria con más lugares de culto. De los 7.234 templos no católicos que hay en España, el 58,8% pertenecen a alguna corriente protestante.

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