Un sexto crimen machista en Zaragoza culmina la semana más trágica

Se sabe la hora exacta del homicidio porque fueron los propios vecinos del bloque de viviendas ubicado en el número 31 de la calle Leopoldo Romeo quienes llamaron a la Policía Nacional, sobre las 0:45 horas, nerviosos y alterados, porque oían gritos e insultos masculinos y voces de una mujer pidiendo auxilio en una de las viviendas del quinto piso.

No se lo pensaron ni un minuto a la hora de marcar el teléfono de la policía y dar aviso urgente porque llovía sobre mojado. Sabían del carácter agresivo y colérico de Rubén porque superado el verano pasado, sobre el mes de octubre, este hombre ya fue detenido después de que los agentes tirasen abajo la puerta de la casa con un ariete, por haber insultado y agredido con las peores intenciones a la propia Katia, que, según narraron algunos vecinos, logró salvarse de milagro jugándose la vida en su huida. Aterrorizada, y antes de que llegase la policía, logró saltar desde del balcón del quinto piso a la terraza de un edificio anexo, intento exitoso en el que podía haberse precipitado al vacío.

A raíz de esa primera agresión, según fuentes del caso, Rubén fue detenido por malos tratos y se dictó contra él una orden de alejamiento de Katia. Durante meses no se volvió a ver a la víctima por el portal ubicado en el barrio de Las Fuentes, donde está la vivienda del agresor, a la que sí regresó él nada más ser liberado.

Sin embargo, hace ya algún tiempo que se tenía constancia de que el maltratador había ignorado la orden de alejamiento en más de una ocasión. De hecho, también la ignoraba la víctima que, como este sábado, y para enorme extrañeza de los vecinos, había vuelto a casa de Rubén otros días, al lugar donde habían intentado matarla.

La tragedia esta vez se completó. Un minuto antes de la una, una patrulla policial llamó a los bomberos para decirles que un hombre amenazaba con saltar desde un quinto piso. De hecho, antes de que llegase la escala y los coches de primeros auxilios, Rubén hizo oídos sordos a las peticiones policiales y saltó desde el balcón a la calle.

Extrañamente no se mató, aunque terminó con heridas de extrema gravedad que le llevaron a la UCI del Hospital Miguel Servet, después de tres horas de intervenciones de los especialistas de urgencias. El techo y la baca de una furgoneta aparcada en la calle amortiguaron su caída y evitaron que su cuerpo impactase contra el pavimento. Cuando los policías tumbaron por segunda vez la puerta de su vivienda confirmaron la peor de sus sospechas. Encontraron el cadáver de Katia lleno de cuchilladas.

El drama vivido de madrugada en este popular barrio zaragozano pone fin a una semana negra. Cuando a Katia le quitaron la vida no hacía ni seis días que agentes locales de Sa Pobla, en el norte de Mallorca, entraban en una casa de la calle Santa Catalina y hallaban los cadáveres de Warda, una marroquí de 28 años, y de Mohamed, su hijo de siete, que habían sido asfixiados por el marido, Alí, de 36, también marroquí. Entre medio, otras tres mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas en Tarragona, Barcelona y Asturias. Son ya 14 este año, seis en mayo.

La ministra de Igualdad, Irene Lozano, que describe el momento como «un escenario de alerta machista», ha pactado con responsables de Justicia, Interior, autonomías y ayuntamientos la realización de una auditoría urgente de los protocolos e instrumentos contra esta lacra, para ver dónde están los fallos que hace que no siempre se llegue a tiempo de evitar los homicidios y tomar medidas inmediatas que impidan que la ola de crímenes de género continúe.