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Los kenianos han convertido estos minibuses en genuinas manifestaciones del 'street-art' local. Cultura rodante con una historia que ya cumple más de cinco décadas. TONY KARUMBA / AFP
Golpe al arte sobre ruedas

Golpe al arte sobre ruedas

La prohibición de que los 'matatus' circulen por el centro de Nairobi preludia una ofensiva contra este típico sistema de transporte en Kenia

GERARDO ELORRIAGA

Jueves, 3 de enero 2019, 01:08

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Kenia es un destino que ningún viajero puede olvidar. La contemplación de los antílopes de sus sabanas, el disfrute de sus playas blancas bañadas por aguas turquesas, la apostura de los guerreros masai o la pesadilla de estar irremediablemente atrapado en el centro de Nairobi a hora punta se convierten en recuerdos perdurables. Antes, el caos del tráfico podía ser contrarrestado con el exotismo que desprendían los mensajes impresos en la carrocería de los 'matatu', esos vehículos dedicados al transporte público tan característicos del país africano. Algunos recordaban que 'Jesús te ama' y otros advertían de que, 'Si no has cruzado el río, es preferible no insultar al cocodrilo', tal y como reza uno de sus refranes locales, conocidos como 'methali'. Pero, desde hace unos días, no existe esta distracción en el Central Business District, el corazón económico de la metrópoli. El Gobierno del condado ha prohibido su entrada en ese área y ha generado la protesta de sus usuarios, sin recursos para encontrar alternativas al tradicional minibús.

La medida rompe con una costumbre que se remonta a los años sesenta, cuando la iniciativa privada satisfizo una necesidad que no podía cubrir la Administración. Entonces, las pequeñas camionetas comenzaron a proliferar en el territorio recién independizado y realizaban rutas urbanas o interurbanas con paradas establecidas y otras a gusto del cliente, facilitando la movilidad de las masas. Al grito de 'beba beba' -es decir, 'suba, suba'-, el captador de viajeros o 'mananga', a menudo todo un 'showman', incitaba a elegir su vehículo.

Pero los 'matatu' son, además de una práctica manera de viajar, una forma de cultura popular en constante renovación. Las rudimentarias furgonetas japonesas, decoradas manualmente, han dado paso a minibuses y autocares convertidos en genuinas manifestaciones del 'street art' local. Los vehículos también son una plataforma musical, gracias a los videoclips que muestran los televisores del interior y el sonido que difunden altavoces a pleno volumen. En las carreteras kenianas, el hip hop autóctono compite con el estridente ruido de las bocinas.

Las luces de estos originales vehículos, ampliadas con el uso de tubos fluorescentes, contrastan con las sombras que oscurecen su historia. A la guerra entre las firmas que operaban las mejores rutas, se suma la extorsión a manos de la mafia indígena, los mungiki, y las precarias condiciones del tráfico keniano, uno de los más peligrosos del mundo, donde se vulneran normas como la implantación de los cinturones de seguridad o los limitadores de velocidad. Además, el robo y el acoso sexual también son relativamente habituales.

Los inconvenientes de la prohibición superan ampliamente cualquier beneficio, incluso a los cínicos comentarios del gobernador Mike Sonko, que ha alegado que las caminatas favorecerán el estado físico de los viajeros. El primer día sin transporte, los viandantes colmaban las aceras intentando llegar a sus puestos de trabajo, aunque algunas calles del centro carecen de tramos peatonales. Todo el mundo se pregunta qué ocurrirá cuando la estación de las lluvias convierta las avenidas en caudalosos arroyos.

El Tribunal Superior ha fallado a favor de una medida impugnada por más de treinta compañías que alegaban la violación de sus derechos al poseer licencias de transporte aún vigentes. El negocio del extravagante 'matatu' no se rinde, pero existe la sospecha de que esta iniciativa anuncia la pronta implementación del BRT o autobús de tránsito rápido, modalidad que se nutre de estaciones y carriles propios, y, tal vez, la puesta en marcha de un tren ligero, como el habilitado en la ciudad de Addis Abeba.

Embestidas legales

Los 'matatus' han sufrido varias embestidas legales. Hace unos años, la Autoridad Nacional de Transporte y Seguridad quiso luchar contra el abigarrado espectáculo de las calzadas y decidió que todos los vehículos dedicados a esta actividad fueran blancos y portaran una franja amarilla. La pretensión resultó tan impopular, que el propio presidente Uhuru Kenyatta la rechazó. Ahora, su desaparición del centro de Nairobi constituye el primero y sustancioso golpe a esta boyante industria y a una manifestación artística que se ha expandido sobre ruedas durante medio siglo. Las calzadas kenianas podrán ser más seguras, pero, inevitablemente, también mucho más aburridas.

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