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Familias exprés

Familias exprés

Tener bebés muy seguidos tiene ventajas, pero también riesgos. Se aconseja esperar 18 meses entre un parto y el embarazo siguiente

INÉS GALLASTEGUI

Viernes, 12 de abril 2019, 08:47

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Irene Montero anunció a mediados de marzo que ella y su compañero en la vida y en la dirección de Podemos van a ser padres de nuevo. Esta vez no ha dicho cuándo -sus mellizos se adelantaron tres meses sobre el calendario previsto-, pero, si tenemos en cuenta que el año pasado dio la noticia cuando estaba de trece semanas y que ya sabe que el bebé será niña, es plausible que esté embarazada desde diciembre, apenas cinco meses después de su primer parto, lo que ha llamado la atención de muchos observadores. ¿Es demasiado pronto? Aparte de que criar a tres bebés a la vez puede ser muy duro desde un punto de vista puramente logístico, numerosas investigaciones científicas coinciden en que dos embarazos tan seguidos conllevan algunos riesgos tanto para la madre como para la futura criatura: hay diez veces más posibilidades de sufrir un aborto y cuatro veces más de tener un parto prematuro, pero también de que la madre sufra anemia, diabetes gestacional, hipertensión o placenta previa y el bebé, bajo peso al nacer, muerte súbita y autismo, entre otros problemas.

La atención de los padres desarrolla la inteligencia

Una investigadora de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU) analizó los tests en matemáticas y lectura de 5.000 niños de 5 a 7 años y descubrió que aquellos que tuvieron hermanos pequeños más tarde obtienen mejores resultados. La hipótesis de Kasey Buckles es que, cuando el nuevo bebé aparece demasiado pronto, los padres se vuelcan en él y le dedican menos tiempo y atención al hijo mayor; por ejemplo, le leen menos cuentos y lo 'enchufan' más a menudo a la tele. Esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que la diferencia en los resultados escolares se acentúa cuanto más bajo es el nivel socioeconómico de las familias: los padres con más medios cuentan con guarderías o niñeras para atender a sus vástagos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, tras realizar una revisión de los estudios científicos disponibles, esperar al menos dos años, pero no más de cinco, entre un parto y el comienzo del siguiente embarazo. «Antes se decía que con cada niño la madre perdía una muela. En una sociedad moderna, las mujeres deben recuperarse del desgaste que suponen un embarazo y un parto», explica Txanton Martínez-Astorquiza, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). «Hay que ser prudentes, pero también flexibles: si una mujer de 40 años ha tenido un parto estupendo, no le decimos que espere dos años», agrega, aludiendo a la rápida pérdida de fertilidad que se produce a partir de los 35.

José Luis Gallo, jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, lo corrobora: si una mujer está sana, bien alimentada y se somete a los controles prenatales, un año de espera -es decir, 21 meses entre parto y parto- es suficiente. En cambio, los especialistas son bastante rígidos sobre la necesidad de evitar un embarazo antes de los 18 meses cuando el nacimiento previo se ha producido por cesárea, lo que en España ocurre en uno de cada cuatro niños. A medida que el feto se desarrolla, el útero va aumentando de tamaño -de 8-9 centímetros a 25-30- y, si la incisión no está bien cicatrizada, existe el riesgo de que se rompa. Las consecuencias pueden ser desastrosas -muerte del feto y pérdida del útero-, por lo que en ocasiones se aconseja adelantar el parto con una cesárea programada, señala el doctor Gallo.

La buena noticia es que la mayoría de las familias se planifican para espaciar los alumbramientos. Pero también hay quien confía en la sabia naturaleza y cree que, si el embarazo se produce, es porque el cuerpo está preparado para asumirlo. No siempre es así.

Tras el parto, el descenso de los niveles de las hormonas del embarazo hace que, si no da de mamar, la mujer vuelva a ser fértil en tres o cuatro semanas. Cuando hay lactancia materna, la ausencia de la regla puede prolongarse mucho más -hasta un año-, pero no hay que confiarse. «En teoría, las mujeres no ovulan si el bebé tiene menos de seis meses, no toma otros alimentos y las tomas no se espacian más de seis horas entre sí. Pero no es 100% seguro», explica Jade Magdaleno, autora del blog Mi Matrona Online.

Intervalo intergenésico

La Organización Mundial de la Salud (OMS)aconseja esperar dos años entre un parto y el comienzo del siguiente embarazo, y seis meses tras un aborto. Una investigación realizada con más de 148.000 mujeres en Canadá entre 2004 y 2014 concluyó que las madres mayores de 35 años tenían el doble de riesgo de mortalidad o complicaciones graves cuando se quedaban encinta por segunda vez antes de los seis meses que cuando lo hacían después de los 18, mientras que entre las mamás de 20 a 34 años aumentaban un 50%los casos de problemas para los fetos. Las posibilidades de sufrir un parto prematuro se incrementaban a todas las edades. Distintas investigaciones concluyen que espaciar los embarazos más de cinco años también tiene efectos negativos, posiblemente por la edad de la madre.

Más casos de autismo

Varias investigaciones relacionan los periodos entre un parto y el siguiente embarazo demasiado cortos (menos de dos años) o demasiado largos (más de cinco)con un incremento importante del riesgo (más del doble)de que el segundo niño sufra un trastorno del espectro autista (TEA). «El mecanismo que explica esta asociación es desconocido», admiten los autores de un estudio realizado con 45.000 niños en California.

& meses puede durar la infertilidad tras el parto si la lactancia es exclusiva y frecuente, con tomas cada 6 horas. La duración de la baja maternal (16 semanas) y la introducción de fruta y/o cereales en la dieta del bebé antes del medio año suelen provocar que el periodo sin menstruación se acorte, por lo que dar de mamar no es un método anticonceptivo seguro.

El problema, resalta esta especialista, responsable de los programas de postgrado para matronas en la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, es que la ovulación es anterior a la menstruación, por lo que algunas mujeres tienen relaciones sexuales sin protección y se quedan embarazadas antes de tener la primera regla tras el parto. La sorpresa puede convertirse en susto.

Por un lado, al cuerpo no le ha dado tiempo a recuperarse del desafío que supone gestar a un nuevo ser durante nueve meses, parirlo y alimentarlo. Puede haber déficit de calcio -importante para la formación de los huesos del feto-, de ácido fólico -previene anomalías fetales como anencefalia, espina bífida y labio leporino-, de yodo -protege de algunos tipos de retraso mental- o de hierro, necesario para nutrir al nuevo ser.

La matrona señala que, aunque en nuestro entorno no son frecuentes periodos entre embarazos inferiores a seis meses, los que se producen suelen causar cierta alarma en las mujeres afectadas. Si no habían comenzado a menstruar y no tienen náuseas, pueden pasar tres o cuatro meses antes de que su estado se haga evidente: eso significa que llegan tarde a los suplementos de vitaminas y minerales recomendados y al test de detección del síndrome de Down, que se realiza en torno a la semana 12 de gestación.

El embarazo, el parto y la lactancia no solo pueden agotar las reservas de micronutrientes; también hacen sufrir al sistema músculo-esquelético, que precisa un tiempo de recuperación, recuerda Martínez-Astorquiza, responsable del servicio de Ginecología en el hospital vizcaíno de Cruces. Por ejemplo, la distensión del suelo pélvico puede provocar más adelante incontinencia urinaria y el prolapso (caída) de los órganos internos.

Los embarazos muy seguidos también aumentan el riesgo de que el músculo recto abdominal, que se separa dejando un hueco entre la parte derecha y la izquierda en un alto porcentaje de gestantes, no tenga tiempo de volver a su ser, sobre todo en embarazos gemelares o de fetos muy grandes. Aunque la mayoría de las mujeres se recupera de la diástasis de la famosa 'tableta' al cabo de seis meses, en algunos casos esta persiste y provoca problemas digestivos, hernias y dolores de espalda que pueden requerir tratamiento quirúrgico, señala el cirujano Javier Calleja, del Hospital San Francisco de Asís de Madrid.

Tres niños en dos años

Pero reproducirse tan rápido como la naturaleza lo permite también tiene aspectos positivos. Carmen, de 40 años, tiene tres hijos preciosos -una niña y dos niños- que nacieron en el transcurso de menos de dos años, entre enero de 2010 y noviembre de 2012. No se arrepiente. «Siempre me han encantado los críos: soy maestra de infantil y quería una casa con muchos niños y, ya que iban a ser por lo menos tres, prefería que fueran seguidos», reflexiona.

«Me lancé porque tuve embarazos y partos buenísimos. Una vez que estás en el lío, es mejor concentrar esos años de pañales, biberones y papillas. La gente me decía que estaba loca, con barriga, un bebé y un carro. Sin embargo, yo recuerdo esos años como de mucho trabajo, pero más fáciles que ahora», argumenta la mamá. Aún se recupera de una operación de diástasis de recto abdominal y hernia umbilical que tres embarazos tan seguidos le dejaron como recuerdo y que la fisioterapia y los abdominales hipopresivos no lograron corregir, pero no lamenta su decisión. «Al ser tan seguidos, tienen los mismos gustos y juegan a los mismos juegos», explica Carmen. Ahora que los niños tienen entre 6 y 9 años, se aprecian mejor las ventajas. Desde la elección de las actividades extraescolares hasta el programa de vacaciones, a la medida de todos, todo es más fácil: «Tienen las mismas vivencias y lo comparten todo, hasta los amigos. Ellos mismos son como amigos. Es muy bonito».

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