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j. i. c.
Martes, 24 de julio 2018, 08:10
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La forma en que los escarabajos se han ido evolucionando a lo largo de los tiempos asombra a los especialistas que se ocupan de ellos. Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) arroja ahora luz sobre los pasos seguidos por el género Pimelia gracias a la taxonomía de 324 especies que lo dividen en catorce subgéneros, seis de ellos desconocidos para la ciencia hasta ahora.
Resulta que la aparición de este escarabajo se remonta a 30 millones de años de antigüedad, con una diversificación iniciada al norte de África. Reconocido por su color negro, pertenece a la familia de los tenebriónidos. Incapaz de volar, se aferra al suelo y posee un caparazón muy duro y hábitos nocturnos. ¿Cómo pudieron, entonces, expandirse de esa forma, sorteando tantas limitaciones?
El análisis concienzudo de su variabilidad genética y morfológica permitió a los investigadores reconstruir su historia evolutiva y biogeográfica, tras dos siglos de misterio. Las conclusiones apuntan a que su evolución y expansión se produjo en función de los cambios geológicos y climáticos de la cuenca mediterránea y de sus barreras geológicas, limitaciones para el escarabajo.
Estos seres son capaces de sobrevivir en condiciones muy extremas como en el desierto o la estepa. Su fisiología les permite regular la temperatura con éxito así como controlar la transpiración y la excreción y absorción de agua. En la península ibérica en concreto su progresión dependió de diversas colonizaciones a cargo de diversos linajes de cinco subgéneros.
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