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Las claves del aterrizaje de la nave espacial china en la cara oculta de la Luna

Las claves del aterrizaje de la nave espacial china en la cara oculta de la Luna

Con esta hazaña, el país asiático se convierte en el primero en la historia en alunizar con éxito en esta región del satélite

josé i. cejudo

Viernes, 4 de enero 2019, 18:26

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El ámbito de la exploración espacial se encuentra todavía conmocionado por un nuevo hito histórico: China, a través de su nave no tripulada Chang'e 4, se ha convertido en el primer país del mundo en aterrizar con éxito en la región conocida como la cara oculta de la Luna. Un hecho sin precedentes que se confirmó el pasado jueves a las 10:26 horas tras el lanzamiento por la agencia espacial china el pasado 7 de diciembre.

Como apunta el astrónomo y profesor universitario José María Madiedo a IDEAL, Chang'e 4 logró alcanzar suelo lunar en las proximidades del polo sur de la Luna. Esta región se conoce como la cuenca Aitken, «un enorme y antiguo cráter de impacto cuyo diámetro es de unos 2.500 kilómetros, con una profundidad de quince kilómetros». La nave aterrizó en el interior del cráter Von Karman, más pequeño, dentro de la propia cuenca Aitken con un diámetro de 180 kilómetros. «Muchos detalles de la misión, incluyendo la hora a la que estaba previsto que se produjese el aterrizaje, se mantuvieron en secreto», apunta José María Madiedo. No fue hasta que el acontecimiento terminó por hacerse realidad cuando se hicieron públicas las primeras imágenes.

«Todo lo que conocemos de 'la cara oculta' de la Luna, ya que nunca es visible desde la Tierra, procede de imágenes tomadas por sondas que han orbitado nuestro satélite natural, pero nunca se han podido obtener datos directamente desde su superficie», remarca el experto. «Además, la cara oculta es muy diferente de la cara visible: la región visible está repleta de llanuras formadas por basaltos a las que denominamos 'mares' con un número de cráteres relativamente pequeños mientras que la cara oculta apenas tiene mares y su número de cráteres es mucho mayor», certifica José María Madiedo. Se sospecha, además, que la composición del terreno difiere de una cara a la otra, algo que Chang'e 4 podrá analizar junto a su relieve. «La nave lleva en su interior semillas de distintas plantas y huevos de gusanos de seda con el fin de estudiar el crecimiento de estas especies en condiciones de baja gravedad», aporta el profesor titular de la Universidad de Huelva.

El aterrizaje de Chang'e 4 se ha producido con éxito y bajo unas condiciones nada sencillas. «Las comunicaciones desde la agencia espacial quedaron automáticamente bloqueadas al encontrarse nuestro satélite natural entre la Tierra y la sonda espacial y, para permitirla, se optó por utilizar como enlace intermedio el satélite chino Queqiao, que se encuentra en el espacio en una posición que le permite ver a la vez tanto a nuestro planeta como a Chang'e 4», especifica Madiedo. «No obstante, durante el aterrizaje la nave operó de forma totalmente autónoma y, de hecho, cuando se encontraba a solamente cien metros del suelo frenó suavemente para poder identificar y esquivar automáticamente cualquier obstáculo en el terreno que interfiriese con el aterrizaje», subraya.

Además de los nuevos conocimientos que pueda aportar el éxito de la misión Chang'e 4, China planea una continuación con Chang'e 5 con lanzamiento previsto en diciembre de 2019. «Su objetivo será recoger rocas de la Luna y traerlas a la Tierra para su estudio», responde José María Madiedo, quien recuerda que «la última nave en traer muestras de la Luna fue la sonda no tripulada Luna 24, lanzada por la URSS en el año 1976».

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