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Un camellero guía a una caravana de turistas por el parque nacional de Timanfaya, en la isla de Lanzarote. :: r. c.
Canarias fue bereber

Canarias fue bereber

Un estudio de ADN antiguo confirma que los pobladores primigenios del archipiélago procedían de El Magreb

ANTONIO PANIAGUA

Martes, 26 de marzo 2019, 08:15

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Los genes son locuaces. Son un libro abierto para conocer la estirpe de los antepasados, por muy remotos que sean. Gracias a un ambicioso estudio genético, se ha podido confirmar que los canarios tienen un origen bereber, pero su historia no entronca con los fenicios. Los primeros cronistas peninsulares llamaron guanches a los indígenas de Tenerife, benehaoritas a los de La Palma y bimbapes a los de El Hierro, un hecho que ya es indicador de su heterogeneidad.

Cuando en el siglo XV Castilla conquistó Canarias, los aborígenes se regían por costumbres distintas, aunque hablaban un dialecto de la lengua líbico-bereber, un linaje que también se apreciaba en sus tradiciones, de clara impronta norteafricana. De estos orígenes daban fe vestigios arqueológicos y filológicos. Sin embargo, hay un factor que deja perplejos a los investigadores. Si estos nativos se hallaban aislados del continente africano, ¿cómo sus ancestros pudieron salvar los 100 kilómetros de mar para llegar hasta las islas, sobre todo teniendo en cuenta que desconocían el arte de la navegación?

Con esa pregunta fascinante se han devanado los sesos muchos científicos y todavía no han dado con la respuesta. A la vista de que los conquistadores aplacaron la resistencia autóctona y liquidaron a muchos pobladores primigenios, era difícil averiguar su procedencia. Los pocos indígenas que sobrevivieron a la escabechina, mujeres en su mayor parte, se mezclaron con los colonos peninsulares, de modo que sus genes permanecen en el ADN de los pobladores actuales.

Un estudio publicado en 'Plos One', en el que han participado investigadores de la Universidad de La Laguna (Canarias), corrobora que estos indígenas provenían del norte de África y que arribaron allí durante el primer milenio después de Cristo, probablemente, entre el año 300 y el 500. Los expertos apuestan por esta tesis después de extraer el ADN mitocondrial (la carga genética que solo se hereda de la madre) de 48 individuos procedentes de 25 yacimientos arqueológicos. Lo realmente novedoso, según Rosa Fregel, experta en genética de poblaciones antiguas, es que por primera vez se dispone de ADN de todas las islas. Las muestras empleadas van desde el año 300 hasta el 1800, posterior a la conquista y la colonización europea.

Cuando se cotejan los linajes mitocondriales presentes en Canarias con muestras antiguas y modernas del norte de África, se observa que los primeros pobladores canarios tenían no sólo ancestros del Magreb, sino también del Mediterráneo y del África subsahariana. Esta circunstancia induce a pensar que los bereberes ya eran un pueblo que se había mezclado con otros, especialmente, de Europa y Oriente Próximo.

Por añadidura, los investigadores han apreciado que la composición genética de cada una de las islas es distinta y depende en gran medida de la distancia entre el territorio insular y el continente africano. Así las cosas, Fregel piensa que los bereberes llegaron en al menos dos oleadas migratorias.

Si en las islas grandes, como Tenerife y Gran Canaria, estas poblaciones son más diversas genéticamente, en las islas pequeñas, como en La Gomera, El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura, esta heterogeneidad se rebaja. «Pienso que eran poblaciones más pequeñas o que, en algún momento, fueron grandes pero vieron reducido su tamaño, quizás a causa de una hambruna o una sequía», dice la científica, vinculada a las universidades de La Laguna y Stanford.

Enfermedades endogámicas

Ese reducido tamaño demográfico propició que aparecieran problemas asociados a la endogamia. En el Hierro, por ejemplo, afloraron dolencias propias de episodios consanguíneos, mientras que en La Gomera existían unas uniones matrimoniales abiertas, en las que debían de estar prohibidos los casamientos con alguien del mismo pueblo.

La secuenciación del genoma permite saber que los aborígenes llegaron a Canarias en grandes cantidades. Y a la luz de los restos arqueológicos, viajaron con la intención de asentarse en el territorio porque iban provistos de animales domésticos y de semillas. «Su llegada no fue por casualidad», dice Fragel.

A la luz de los datos genéticos no es posible determinar el momento en que se produjo la colonización. Para descubrirlo habría que realizar más estudios de ADN antiguo en el norte de África. Un empeño que se antoja complicado, ya que el clima desértico deteriora mucho este tipo de muestras. «Disponemos de algunas paleolíticas y neolíticas, pero las más recientes datan de 5.000 años atrás. Y los aborígenes que colonizaron el archipiélago son de hace 2.000 años. No podremos averiguar la procedencia de los aborígenes canarios si no encontramos más muestras. Tampoco saber qué motivo llevó a aquella gente a trasladarse a las islas». El genoma de los canarios es único. «A diferencia del de los peninsulares, el suyo sería una mezcla del componente europeo proveniente de los conquistadores; norteafricano y subsahariano, consecuencia del tráfico de esclavos; y también amerindio, por el contacto con América», glosa la investigadora.

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