Edición

Borrar
Un atraco producido en Infiesto (Asturias). EFE
La época de los atracos a bancos en España: «He llegado a tener 5 en una mañana»

La época de los atracos a bancos en España: «He llegado a tener 5 en una mañana»

Las cámaras de seguridad y las cajas fuertes con retardo han frenado el número de atracos. De los tres diarios en los años de la heroína a apenas uno cada tres días ahora

FERNANDO MIÑANA

Viernes, 17 de noviembre 2017, 00:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hace unos días España miró hacia Cangas de Onís durante una tensa mañana en la que dos atracadores habían pegado un palo en una sucursal de Liberbank. El botín era jugoso. Cerca de 130.000 euros. Mucho dinero en estos tiempos en los que no es fácil conseguir líquido con rapidez en un banco. Fue un golpe limpio, preciso y, aparentemente, productivo. Pero no cayeron en la cuenta de que una mujer les vio desde fuera y desenfundó su móvil. Al salir se toparon con un batallón de guardias civiles blandiendo sus armas. Uno de los dos cacos, de 43 años, se entregó. Su compinche, más veterano, más desesperado, tras un tiroteo en el que hirió de levedad a un agente, echó para adentro y se atrincheró con tres rehenes: un cliente y dos empleadas.

Dos minutos más rápidos y hubieran escapado cargados de billetes. Muchos más de los que trincó el que se entregó en su último 'trabajo', en 2011, cuando salió con 400 míseros euros de un hospital de Palencia donde se equivocó de habitación y encima fue detenido después en Valladolid. El otro, harto de su mala suerte, deshizo el entuerto a la brava, saltándose los sesos de un disparo. A sus 60 años, era un veterano en el oficio, como la mayoría.

Los dos atracadores tenían una abultada carpeta en la Policía. Como el atracador que en marzo, también en Asturias, retuvo a nueve rehenes en una sucursal bancaria de Gijón. Un toxicómano que llevaba ya tres escaramuzas en bancos. Había conseguido seis mil euros y quería droga a cambio de los civiles.

El atraco a un banco es un delito cada vez más raro. Cuando se produce uno da la sensación de que es un salto al pasado. Porque se llegó a convertir en un género cinematográfico, y en los ochenta y los noventa, con el carburante de la heroína, ser cajero era casi, casi un oficio de riesgo. En 1984, por ejemplo, se produjeron 6.239 atracos en España. A 17 bancos asaltados cada día. «Muchos eran niños armados con poco más que un pincho», rememora José Moreno, quien, en aquellos años de yonquis ávidos por otro chute en las calles de las ciudades, fue el jefe del Grupo de Atracos del Cuerpo Nacional de Policía en Valencia.

«Yo he llegado a tener cinco en una sola mañana; un 5 de enero, me acuerdo perfectamente. En aquella época el que cometía los robos pensaba que era algo muy rentable. Cinco minutos de tensión y te llevabas una pasta. La de los ochenta fue una década bestial en este sentido», advierte Moreno.

Pero ardió casi todo el 'caballo' y pasó el siglo XX. Y si en los noventa la cifra ya se redujo a poco más de la mitad, en el nuevo siglo los atracos fueron convirtiéndose en algo progresivamente inusual. «Las medidas de seguridad han mejorado muchísimo», advierte un portavoz de la Policía Nacional. «Con las cámaras de vigilancia que hay ahora es muy difícil, salvo que el delincuente no tenga antecedentes, que se nos escape».

La Asociación Española de Banca y las compañías se niegan a hablar del asunto. No conceden ni un dato, ni siquiera los más triviales, los que aparecen en la ley que les obliga a tener unas medidas de seguridad estándar. Como contar con un departamento de seguridad, cámaras de vigilancia, pulsadores que alerten a una central de alarmas, cajas fuertes blindadas y con sistema de apertura automática retardada y cámaras acorazadas. A partir de ahí, cada uno se protege con todas las sofisticaciones que se le ocurra o pueda costear.

El 85% son detenidos

La conclusión es que hay más seguridad y menos dinero en efectivo en las sucursales. Y el riesgo de una pena de dos a cinco años a la sombra por robo con violencia e intimidación. Una amenaza punzante si se atiende al dato de que el 85% de los casos son resueltos por la Policía Nacional o la Guardia Civil. Su primera reacción cuando salta la alarma de un atraco a un banco y el ladrón ha escapado es ver en qué punto de España se ha producido -la mayoría de los atracos se registran, por este orden, en Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga-, repasar la lista de atracadores de esa región y comprobar dónde se localizan. «Casi todos son españoles y veteranos que ya saben cómo se hace. Y es muy común que aprovechen un permiso carcelario para volver a intentarlo, para volver a buscar ese golpe definitivo que les procure una vida más cómoda durante los próximos años», informan desde la Policía Nacional.

Los jóvenes no se animan a una acción que requiere de mucha sangre fría. Ya no es posible un atraco como los ochenteros. «En aquellos años veías a menores que se atrevían a entrar en un banco con un hacha, una jeringuilla, una piedra dentro de un calcetín, un petardo simulado... Fueron tiempos en los que era habitual montar un atestado por la muerte de delincuentes, policías, empleados del banco, clientes... Ahora ya no. Es igual que las joyerías, que han dejado de ser un blanco fácil porque se han blindado y el oro que luego tienen que colocar se puede rastrear», señala José Moreno, quien se muestra muy sorprendido de que el delito con el que lidiaba a diario hoy sea algo casi anecdótico: solo 118 atracos en 2016.

El patrón, explica, «no suele ser muy sofisticado». La diferencia entre el éxito y el fracaso a menudo venía dada por el aplomo del delincuente. «Muchos muertos o heridos se producían porque el atracador estaba temblando, y entonces rozaba el gatillo y ¡pum!». Los agentes rastreaban después en busca de conductas que se reiteraban y delataban a sus autores. «Frases que decían siempre, cosas repetidas... Recuerdo a uno que una vez entró en el despacho del director y éste, asustado, les dijo a los atracadores que debajo de la caja fuerte había una trampilla. Solo lo sabían ellos, así que si en un banco alguien había ido a por esa trampilla, ya sabíamos quién había sido». Y apunta que en la lista no faltaban vigilantes jurado y antiguos empleados de la banca que conocían los secretos de la entidad.

El exjefe del Grupo de Atracos, que llegó a matar a un delincuente que se resistía a tiros, también considera que España no es un país de grandes especialistas. «Nunca ha habido, salvo casos contados, grandes atracadores. Los más famosos lo han sido más por su arrojo que por su profesionalidad. Son repetitivos y al final caen. Si eres inteligente, es fácil dar el golpe solo». Como Jaime Giménez, conocido como 'El Solitario', que cometió 36 atracos en trece años. Uno de los más famosos. Como 'Mortadelo' y 'Tendero', dos de los más meticulosos, quienes, según informó La Sexta, fueron detenidos ayer. Ambos clavaban el perfil: españoles, veteranos, que habían aprovechado un permiso penitenciario para escaparse...

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios