Edición

Borrar
La localidad texana ha convertido sus luces en una rentable atracción turística. :: ap
El baile de luces más misterioso del mundo: nadie encuentra explicación

El baile de luces más misterioso del mundo: nadie encuentra explicación

En Marfa (Texas)se avistan extraños focos desde 1883. Nadie ha sido capaz de explicar su origen

A. CORBILLÓN

Martes, 12 de febrero 2019, 08:09

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El fenómeno paranormal más longevo y famoso de Estados Unidos y tal vez del mundo es caprichoso. Se trata de unas luces del tamaño de un balón de baloncesto que, de vez en cuando, realizan una danza lumínica en los alrededores de Marfa (Texas). Sus brillos se dividen en dos, se fusionan, se 'guiñan' su foco el uno al otro. Y se van como han venido. Lo hacen con casi milimétrica periodicidad. Se hacen presentes casi siempre en invierno, entre 12 y 15 veces al año. Los vecinos de la zona dicen haberlas observado «un par de horas antes del atardecer o un par de horas antes del amanecer».

Las Marfa Lights (Luces de Marfa) son una atracción turística que ha ayudado a situar en los mapas a este pequeño pueblo de apenas 2.100 habitantes. Aunque ya era conocido por su condición de plató de cine. Aquí asentó su mito James Dean durante el rodaje de 'Gigante'. También Javier Bardem, que rodó en Marfa 'No es país para viejos', la película que le dio su Oscar.

El mito de este pueblo con aires de 'western' varado en el tiempo y el espacio arranca de 1883. Un vaquero llamado Robert Reed Ellison afirmó haber visto luces parpadeantes mientras conducía una manada de ganado cerca de Mitchell Falt, la zona del condado donde se han hecho más avistamientos.

Otros colonos de la zona confirmaron las mismas experiencias que Ellison, pero las investigaciones de la Texas State Historial Association no encontraron evidencias de cenizas o fogatas. El primer impulso fue achacarlo a las fumarolas que usaban los indios apaches de la zona para comunicarse. Por su parte, las tribus indígenas aplicaban su propia explicación: debían ser los restos de estrellas caídas del cielo.

Saber o no saber

Durante años, los vaqueros montaron expediciones en las montañas de la zona en busca de la fuente de aquellas visiones. Nunca avanzaron nada. También los pilotos de la Segunda Guerra Mundial que entrenaban en la cercana pista aérea de Midland buscaron muchas veces la fuente de las esquivas luces sin éxito.

Más de un centenar de años después, da la sensación de que en el pueblo prefieren la fama del misterio a la confirmación de una causa real que cierre el debate. Algunos vecinos siguen especulando con que podrían ser las luces de los coches que atraviesan el condado de Presidio por la autopista 67. Otros se decantan por los helicópteros de las patrullas fronterizas que vigilan la cercana frontera mexicana con el desierto de Chihuahua. «Son reales porque la gente que lo denuncia es de fiar. Y esos focos aún están ahí afuera», explicaba hace unos días el locutor de la Marfa Public Radio.

Tantos años de misterio han creado sus adictos. Como el ingeniero aeroespacial jubilado James Brunnell, que lleva escritos tres libros sobre las misteriosas visiones. Él mismo ha sido testigo de ellas. Incluso colocó cámaras que barrían los cielos las 24 horas del día. Ahora tiene la mejor colección visual y probatoria del misterio. Su teoría para resolver este rompecabezas científico es que los destellos son producidos en una zona hoy muerta pero de gran poder volcánico hace miles de años, donde la presión de materia sólida como minerales, cristales o cerámica crearía una potente carga eléctrica.

La suya es una más de las múltiples teorías con que se ha especulado a lo largo de los años. Entre ellas vencen por goleadas las que hablan de una vigilancia extraterrestre. Hasta se cuentan pequeños milagros de gente a la que 'iluminaron' su conducción por la autopista 67 en días de tormenta. «Es todo un espectáculo -afirma Brunnell-. Una vez que lo ves, ya no lo olvidas».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios