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Españoles atrapados en el infierno

Los últimos de Filipinas, un puñado de hombres que, tras 337 días de asedio, cerraron de forma dramática una página de la historia de España

IMANOL VILLA

Martes, 14 de febrero 2017, 02:28

T ras salir del infierno, la mayoría volvió a sus labores. Labradores, jornaleros, panaderos... Hombres corrientes, sencillos, casi todos pobres. Necesitados que no tuvieron la ... suerte de poseer las 2.000 pesetas con las que poder quedarse en casa, o que prefirieron las 50 que daban por embarcarse para ir al otro extremo del mundo. O, simplemente, los que ocuparon el lugar de esos otros hijos, vástagos burgueses que cumplían con la patria a golpe de talonario. Todos retomaron sus ocupaciones después de lo vivido en Baler, un lugar alejado de sus hogares en Filipinas. Ellos, junto a los oficiales que hicieron su trabajo, bien entrenado y aprendido, se quedaron en el recuerdo como los últimos representantes de una larga historia. La misma que se resumió en el sustantivo Imperio y que, al final, les obligó a guardar silencio. Porque pocos contaron lo que habían visto, sentido o sufrido. No les mereció la pena. Quizás porque, en aquella España derrotada, eran más útiles los héroes callados que los que apostaban por el recuerdo activo.

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