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Sabina, el verso suelto

Sabina, el verso suelto

El canalla ha eclipsado al escritor. Pero en sus temas asoma su biografía: el niño que soñaba con Nueva York, la chica de Lanzarote con la que le dieron las diez...

YOLANDA VEIGA

Martes, 13 de diciembre 2016, 00:35

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Personificación

«Cuando la ciudad pinte sus labios de neón» ('')

«Cuando el sol fatigado se dedica a manchar / de rosa las macetas de mi balcón» ('')

«En la posada del fracaso / donde no hay consuelo ni ascensor / el desamparo y la humedad / comparten colchón» ('')

Símil

«Al llegar al portal nos buscamos / como dos estudiantes en celo» ('')

«Aves de paso / como pañuelos cura-fracasos» ('')

Paradoja

«Era tan pobre / que no tenía más que dinero» ('')

«Cada mes cumples años» ('A')

Hipérbole

«Y si la Magdalena pide un trago / tú le invitas a cien / que yo los pago» ('')

«Veinte vidas hubiera yo tardado / en contar los lunares de su espalda» ('')

De la noche

«Por las venas de la noche / 'enróllate y haznos una copla tuya de las guapas', me gritaron» ('')

«De ti depende y de mí / que entre los dos siga siendo / ayer noche hoy por la mañana» ('')

«Cuando pido la llave de un hotel / y a medianoche encargo / un buen champán francés» ('')

«La noche se agavilla como un ave / a punto de emigrar» (')

«Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa / a cambio de sus besos y su prisa» ('')

«Porque voy a salir esta noche contigo / se quedarán sin beatos la catedrales» ('')

«Se escapó de una cárcel de amor / de un delirio de alcohol / de mil noches en vela» ('')

El sexo

«Aprenderán aquí todos los misterios del amor / con el señor Casanova y su eyaculación precoz / perversas vírgenes rubias se masturban para usted...» ('')

«Luego todo pasó / de repente tu dedo en mi espalda / dibujó un corazón / y mi mano le correspondió debajo de tu falda...» ('')

«A la impúdica niñera madura / que en el mapamundi de su cintura / al niño que fui espabiló» ('')

«Y me envenenan los besos que voy dando / y sin embargo cuando / duermo sin ti contigo sueño / y con todas si duermes a mi lado...» ('')

Las drogas y el alcohol

«Y a los niños les da por perseguir / el mar dentro de un vaso de ginebra (...) hay una jeringuilla en el lavabo» ('')

«Por lo menos que le pongan hash / a la pipa de la paz» ('')

«Sentados en corro / merendábamos besos y porros / y las horas pasaban deprisa / entre el humo y la risa» ('Con la frente marchita'

«Al infierno se va por atajos / jeringas, recetas» ('')

«Me falta una mujer / me sobran seis tequilas» ('')

Suspenso en Religión. Un diez en gramática parda. A Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 1949) se le escucha y se le lee. Y entre líneas asoma su biografía: los guantes de Rita Hayworth que, de niño, le descubrieron Nueva York en el cine, la ciudad prohibida que halló en Granada, cuando supo que no iba a ser profesor de Literatura en un instituto de provincias, la chica de Lanzarote con la que le dieron las diez y las once, y la de Logroño que retrata en 'Princesa', el guiño a Manolo Tena en 'Conductores suicidas' y a su madre 'Adelita' que se fue «con un comisario» (su padre), el sótano en el 42 de la Cava Baja, donde cada noche celebraba con Javier Krahe el espectáculo «poético-festivo-erótico-vecinal» de La Mandrágora, la estación de Francia en Barcelona, los trenes con apeadero en 'Calle Melancolía', su 'Aleti', las persianas que corrigen la aurora y esa noche que ha inspirado y en la que ha vivido instalado el artista y el hombre.

De ahí el título del libro, 'Sabina. No amanece jamás' (Blume), una 'tesis doctoral' en la que Javier Menéndez Flores disecciona «con el bisturí en el teclado» las letras del cantautor andaluz (madrileño por vocación). Cuenta que Sabina pasó de diez a cien: se recorrió las gasolineras del país buscando casettes de 'Inventario', su primer disco (1978), para comprarlos y retirarlos de la circulación (tan poco le convencía el álbum), luego el público le consagró al menos dos veces ('Esta boca es mía' y '19 días y 500 noches') y hace unos años firmó la canción del programa 'Estravagario' (La 2), un puñado de versos con alusiones a Cervantes, Gabriel García Márquez, Dostoievski, Lorca... que bien valdrían de ejercicio de Literatura en la reválida del exministro Wert: 'En un lugar de La Mancha / Cien años de soledad (...) / hay Crímenes con Castigo / y cavernas de Platón..'.

- Los periodistas siempre le preguntan a Sabina por sus excesos. ¿Quería saldar una deuda, reconocer al Sabina escritor, semioculto tras el Sabina canalla?

- Menéndez Flores: He tratado de hacerlo, sí. Sabina es un tipo fascinante, un seductor, y esa apología de la mala vida que él ha hecho siempre, y que ha reconocido que era una caricatura, ha eclipsado inevitablemente al escritor. Nos hemos quedado con la imagen del Sabina con el sable entre los dientes, cuando algunas de sus canciones son literatura pura. Él, de hecho, se ha ido literaturizando cada vez más, escribiendo mejor, y eso le ha ido distanciando de muchos fans, a los que gustaba más el Sabina de antes que contaba historias.

Como ese atraco que acaba en juerga de colegas, un episodio que le pasó a medias y que recrea en 'Pacto entre caballeros', una de las canciones imprescindibles en sus conciertos. Una entre las más de 300 que ha escrito. Otras no las ha vuelto a cantar, como 'Juegos de azar' («solo la interpretó una vez, con Labordeta, él dice que no la canta porque es un tema fácil al que se le ven los costurones») o 'Pongamos que hablo de Madrid'. «Se inspiró en el 'Talkin' New York' de Bob Dylan, que describe de manera hostil la ciudad de Nueva York, tan fría y poco hospitalaria. Sabina escribió la canción contra Madrid y resulta que los madrileños la convirtieron en un himno. Entonces él sentía que le debía untema 'a favor' al lugar que tan bien le había acogido y saldó la deuda con 'Yo me bajo en Atocha'».

La apuesta con Víctor Manuel

Ha sido cronista del Madrid de la posguerra ('A la hora de la zambra, en los Grabieles / Por ventas madrugaba el pelotón / Al día siguiente hablaban los papeles / De Celia, de Pemán y del bayón...') y del Madrid de los años 90 ('Nietos de toreros disfrazados de ciclistas / ediles socialistas, putones verbeneros / peluqueros de esos que se llaman estilistas /musculitos, posturitas, cronistas carroñeros...'). Hasta le ha dedicado un tema a 'Mater España', una apuesta que le ganó a Víctor Manuel: «Él comentaba que Francesco de Gregori había escrito una canción que se titulaba 'Viva Italia' ('Viva L'Italia') y aseguraba que si alguien la escribía en España se armaría la de Dios es Cristo. Sabina aceptó el reto, aunque el resultado oscila entre el elogio y el vituperio». Encuentra Menéndez la esencia de esa España en un verso: 'Fibra óptica y ladillas', «en alusión a la modernidad y la miseria».

- ¿Cómo sintetizaría Joaquín Sabina la España de hoy?

- Esa canción está escrita antes de la crisis, cuando Sabina y todos creíamos que esto era jauja. Pero la crisis fue un 'hostiazo'. Se me ocurre un verso de la canción 'Crisis' (2009) que se ajusta: 'Clark Kent ya no es Superman'.

La crisis aparece retratada en esa canción, y el amor y el desamor en casi todas. Destaca Javier Menéndez 'Y sin embargo', una de las favoritas del público: '...Y sin embargo un rato cada día / Ya ves / Te engañaría con cualquiera / Te cambiaría por cualquiera...'. «Es una canción muy valiente en la que reconoce que cuando está contigo mira a todas. Es un tema muy literario, pero asequible, fácil de entender».

Y eso que Sabina se ha vuelto cada vez «más críptico»: «Escuchas '69 punto G' y eso de 'En la academia del amanecer / da clases de morbo Mesalina / y, en una pecera con espinas, / flotan las ruinas de los cabarés' es algo indescifrable. Pero esos versos tienen tanta magia que se los compras sin pensarlo». Por cierto, Sabina no ha aclarado nunca quién es la misteriosa 'madmoiselle Amsterdam' que menciona en 'Peces de Ciudad', la canción que le regaló a Ana Belén y que ella canta en la gira con Víctor Manuel, Serrat y Miguel Ríos.

Sí aparecen en los versos las mujeres que han marcado su vida y su biografía: se casó con la argentina Lucía Inés Correa, tuvo dos hijas (Carmela y Rocío, a las que ha dedicado sendos temas) con Isabel Oliart y comparte vida los últimos años con Jimena, una periodista peruana a la que conoció en una sesión de fotos en Lima. Se citaron a medias en 'La Noche' (él le preguntó dónde podía ir a tomar una copa y ella le sugirió un local que frecuentaba).

Ni hecho a propósito, porque Sabina ha escrito y ha vivido con nocturnidad, el tema más recurrente en sus canciones. «La noche ha sido para él un sacerdocio. No solo como ese lugar que le separa de la rutina, sino como un mundo donde residir. La noche no solo para estar en los bares, también para escribir sus canciones. Me encanta su verso 'Conspiré contra el sol', como si el sol fuese una suerte de dictador». La noche, anota Menéndez Flores, le ha inspirado al de Úbeda composiciones canallas y otras bellísimas como 'Una canción para la Magdalena', «que retrata a ese Sabina corsario» y que él escenifica en el escenario con la corista. Retazos de su biografía con elementos de atrezzo, como casi todo en su obra: «No hay que leer las canciones al pie de la letra», insiste Menéndez Flores. Y rescata un ejemplo: «En 'Y nos dieron las diez' cuenta que cuando regresa al pueblo de la chica que conoció el verano pasado, en lugar de su bar encuentra una sucursal del Banco Hispanoamericano. Eso probablemente no fue así y esa imagen evocaba otro episodio de su vida. Él pasó siete años en Londres, en los 70, y cuando regresó tiempo después se encontró con que las casas donde vivió de okupa ya no estaban y en lugar de eso había bloques de hormigón. Lo que 'dibuja' en esos versos es el paraíso perdido».

- Dígame una canción que retrate nítidamente a Sabina.

- Él se siente muy identificado con 'Tan joven y tan viejo'.

Arranca diciendo: 'Lo primero que quise, fue marcharme bien lejos...'. «Sabina huyó de la infancia, no tiene nostalgia de su niñez porque él quería ser mayor». Y cierra así: '... Cada noche me invento, todavía me emborracho; tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone'.

(Madrid, 1969). Ha escrito otros dos libros sobre Sabina: 'Perdonen la tristeza' (2000) y 'En carne viva' (2006).

Tres discos imprescindibles. 'Física y Química', 'Esta boca es mía', 'Yo, mi, me, contigo'.

Una canción: «Muchas, pero entre ellas 'Seis tequilas'».

Un verso: 'La canción (...) de las lágrimas para llorar cuando valga la pena...'.

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