Hacinados en el infierno
Son algunos de los 3.800 presos que se hacinan en la cárcel filipina de Quezon City (Gran Manila), con capacidad para 800
irma cuesta
Lunes, 15 de agosto 2016, 00:05
Aunque la imagen parezca sacada de una de esas películas empeñadas en mostrarnos de lo que es capaz Satán cuando se suelta de sus cadenas, ... quienes aparecen en la fotografía no son actores, sino algunos de los 3.800 presos que se hacinan en la cárcel filipina de Quezon City (Gran Manila), con capacidad para 800. Y aunque nos gustaría pensar que fue tomada en otro tiempo, incluso en otro mundo, apenas tiene tres semanas.
Desde que Rodrigo Duterte, el nuevo presidente, inició su particular cruzada contra el narcotráfico, las fuerzas de seguridad del país de las siete mil islas han detenido a 4.300 personas aumentando en un 300% la población reclusa. Al margen del procedimiento elegido para eliminar el riesgo de que Filipinas se convierta en un narcoestado las organizaciones de derechos humanos le acusan ya de la muerte de 700 personas, está claro que Duterte ha pasado por alto que no tiene cárceles suficientes. «Muchos se vuelven locos. Los pasillos apestan a sudor y nos turnamos para dormir en los lugares más estrambóticos», contó uno de los prisioneros al fotógrafo. Para entonces, el reportero ya sabía que se le habían abierto las puertas del infierno.
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