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¿Qué es el botulismo? ¿Cómo se adquiere? ¿Qué síntomas tiene?

¿Qué es el botulismo? ¿Cómo se adquiere? ¿Qué síntomas tiene?

Damos respuesta a algunas de las preguntas que preocupan a los españoles estos días

europa press

Viernes, 8 de julio 2016, 09:32

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El causante del botulismo es el 'Clostridium botulinum', un microorganismo que produce esporas termorresistentes ampliamente difundidas en el medio ambiente que, en ausencia de oxígeno, germinan, crecen y excretan toxinas.

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Los brotes son infrecuentes, pero algunas emergencias de salud pública exigen un rápido reconocimiento que permita identificar el origen de la enfermedad, distinguir los tipos de brotes (natural, accidental o deliberado), prevenir nuevos casos y dispensar tratamiento eficaz a las personas afectadas.

Diferentes tipos

Existen siete formas diferentes de toxina botulínica identificadas con las letras A a G. Cuatro de ellas (tipos A, B, E y ocasionalmente F) pueden causar botulismo humano. La toxina A posee mayor afinidad por el tejido nervioso.

Los tipos C, D y E provocan enfermedades en otros mamíferos, aves y peces. La bacteria botulínica necesita para su desarrollo medios poco ácidos o alcalinos, con valores de pH superiores a 4'5.

La vía de intoxicación más común es la alimentaria. La toxina se adquiere por ingestión de alimentos mal preparados o conservados de manera inapropiada, pero también existen otras formas de adquirir la enfermedad por ejemplo a través de heridas abiertas, inhalación o como efecto colateral del uso deliberado de la toxina en el tratamiento de enfermedades neuromusculares o en cosmética.

Alimentos más frecuentes

Entre los alimentos más expuestos al botulismo están las carnes o pescados crudos conservados mediante procesos de salado o ahumado deficientes, o algunas verduras poco ácidas o que pueden perder su acidez natural por la acción de otros microorganismos. También puede aparecer en productos enlatados.

La toxina botulínica se ha encontrado en diversos alimentos, incluidas conservas vegetales con bajo grado de acidez, tales como judías verdes, espinacas, setas y remolachas; pescados, incluido el atún en lata y los pescados fermentados, salados y ahumados; y productos cárnicos, por ejemplo, jamón y salchichas.

Los alimentos en cuestión difieren de un país a otro y reflejan los hábitos locales de alimentación y de conservación de los alimentos. En ocasiones se ven implicados alimentos elaborados con fines comerciales.

Síntomas, entre 12 y 36 horas después

No son provocados por la bacteria, sino por la toxina que ella produce. Por lo general se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta (con un plazo mínimo de cuatro horas y un máximo de ocho días).

La incidencia del botulismo es baja, pero la tasa de mortalidad es alta si no se realiza un diagnóstico precoz y se dispensa sin dilación el tratamiento adecuado (pronta administración de antitoxina y atención respiratoria intensiva). La enfermedad puede ser mortal en el 5 a 10 por ciento de los casos.

Prevención y tratamiento

La prevención del botulismo de trasmisión alimentaria se basa en las buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir mediante la desactivación de las esporas bacterianas en los productos termoesterilizados (por ejemplo, en hornos de esterilización) o enlatados, o la inhibición del crecimiento bacteriano en otros productos.

La pasteurización comercial (productos pasteurizados envasados al vacío, ahumados en caliente) no siempre es suficiente para matar todas las esporas y, por consiguiente, la inocuidad de esos productos se deberá basar en la prevención del crecimiento bacteriano y la producción de toxinas. Las temperaturas de refrigeración combinadas con el contenido de sal y/o las condiciones de acidez impedirán el crecimiento de la bacteria y la formación de toxinas.

Por otro lado, el tratamiento está dirigido a la asistencia respiratoria (para evitar un paro respiratorio), administrando la antitoxina botulínica equina trivalente ABE para neutralizar el efecto de la toxina circulante y aplicando una terapia de soporte. Puede ser necesario intubar al paciente y es necesario administrar líquidos intravenosos si persiste la dificultad de deglución.

Cuando el tratamiento es recibido tempranamente se reduce el riesgo de muerte. Esta enfermedad puede complicarse produciendo una debilidad prolongada además de una disfunción del sistema nervioso que puede prolongarse hasta un año.

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