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Empleados del grupo Tiens, el año pasado en Niza.
2.500 chinos desembarcan hoy en Madrid para hacer turismo invitados por su jefe

2.500 chinos desembarcan hoy en Madrid para hacer turismo invitados por su jefe

Llegarán en 20 vuelos y viajarán en 4 trenes y 70 autobuses. Gastarán siete millones de euros

Francisco Apaolaza

Miércoles, 4 de mayo 2016, 10:08

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Todas las cosas tienen sus proporciones y, cuando se cambian, asustan. Una paella, por ejemplo: para seis personas es una cosa natural, pero para seiscientas, da miedo. A los viajes de empresa de Li Jinyuan les ocurre lo mismo: que si les dijera que ha mandado a sus empleados de vacaciones a España, pasarían desapercibidos, pero la cosa cambia cuando la gente se entera de que son 2.500. Vienen de China y llegan hoy a a España.

A alguien en Renfe se le fue el café por la nariz cuando un empleado de Jinyuan le dijo que necesitaba reservar unos billetes de AVE. De cuatro trenes, concretamente, con sus locomotoras, sus cuartos de baño, sus revisores, sus cafeterías y todo. Los necesitan para que viajen los trabajadores del grupo Tiens que van a pasar cuatro días en Madrid y dos en Barcelona. Visitarán museos, comerán una paella descomunal y en Moralzarzal les harán una demostración taurina. Han reservado 1.650 habitaciones de hotel en la capital. También irán a Toledo y al Palacio Real. Le aseguro que si se los cruza, los va a reconocer. Recorren el mundo como una masa gigantesca de gente vestida de azul turquesa.

También van de compras y es muy probable que les hayan reservado una visita privada a El Corte Inglés de La Castellana y a Las Rozas Village. En ambos centros comerciales hay dependientes chinos especializados en este mercado y van a gastar una fortuna. Cuando estos mismos trabajadores estuvieron en Francia dejaron 2.000 euros por cabeza en unos caprichillos y un par de recuerdos. La organización del viaje es bestial y viene gestándose desde hace meses. Aterrizan en 20 aviones y van de aquí allá en más de 70 autobuses. El viaje le va a costar a la empresa siete millones de euros.

El viernes se juntarán en algún sitio sin determinar por el momento en un acto que lleva por título "Hola España, Hola Tiens", donde desplegarán una bandera enorme en la que se leerá "Paz y progreso". Los mensajes en este tipo de viajes siempre son un tanto enigmáticos. El año pasado batieron el Guiness de los récords en Niza con una frase en letras gigantes que decía "Niza en la Costa Azul es el sueño de Tiens".

Han estado en Yakarta y en Kuala Lumpur. A Niza viajaron 6.400 trabajadores que también visitaron París. Les cerraron el Louvre para ellos solos. Aquel periplo tuvo un impacto en el turismo francés de 12 millones de euros. El presidente de la empresa dirigió un desfile desde un Jeep verde por las calles de Niza. Allí, donde la vida a veces resulta tan encantadora, el jefe vestía una chaqueta blanca y saludaba desde el coche como un Rey Mago. Y lo era.

De niño pobre a milmillonario

Se llama Li Jinyuan y es él el que paga personalmente las vacaciones de sus empleados. Hoy es el presidente del grupo Tiens, un conglomerado de empresas radicado en Tianjin pero que tiene presencia en 180 países y que se dedica a la venta de productos de belleza aunque también a la biotecnología y a la educación. El año pasado tuvo unos beneficios de 438 millones de dólares y a día de hoy emplea a más de 8.000 trabajadores. No es un empresario tacaño. En una ocasión donó cien millones de dólares a su fundación y hace unos años montó un colegio en Tianjin con otros cien millones de presupuesto, en el que ahora estudian 3.400 niños.

El señor Jinyuan, que ocupa el puesto 993 de los más ricos del mundo y que según Forbes tiene más de mil millones de dólares, es un tipo especial. Nació hace 58 años en la ciudad de Cangzhou en la provincia de Hebei en una familia pobre. Cuando tenía 16, tuvo que dejar de estudiar para buscarse la vida y nadie se imaginaba que se la buscaría tan bien. Comenzó comprando productos en el sur del país donde eran más baratos para venderlos en el norte. Después montó un imperio con la venta de cosméticos y productos de belleza, pero cuando se trasladó a Tianjin en 1995, le fueron las cosas mal y durante un tiempo estuvo viviendo en casa de los obreros porque se había gastado los tres millones de euros de su fortuna. Necesitó que le prestaran siete. Ahora vive en la empresa y su casa tiene la forma de la ciudad prohibida de Pekín. En su despacho hay un enorme acuario con un pez dragón, símbolo de la buena suerte en China. Cuando cumpla 80 años, a su lado, la reciente celebración del cumpleaños de Amancio Ortega va a parecer una fiesta pijama.

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