El mago de las urnas
El jefe de campaña de Mariano Rajoy contacta con Jim Messina, el gurú que encumbró a Obama y logró la reelección de Cameron. Es un obseso del trabajo que ha llegado a comer 27 días seguidos en McDonald’s. Ahora se ha propuesto derrocar a Merkel
fernando miñana
Jueves, 22 de octubre 2015, 02:04
Unas semanas antes de las elecciones en el Reino Unido, Jim Messina, que asesoraba en la campaña a David Cameron, fue invitado a una cena ... en Londres. Los ojos se le abrieron como platos cuando descubrió que en su mesa estaba sentado el mismísimo Mick Jagger. Entre selfi y selfi, Messina también tuvo tiempo de descubrir el ojo clínico del cantante de los Rolling Stones, quien le explicó que cuando está de gira hay tantos ratos muertos que se dedica a leer y analizar a fondo la política. En un momento de la conversación, Jagger le soltó: «Vas a ganar a tú».
Aquella afirmación tenía su riesgo: Cameron iba por detrás en las encuestas. Pero le dio un argumento que le resultó familiar. «La gente percibe a la oposición como una vuelta al pasado». Cameron fue reelegido primer ministro en mayo y poco después, en verano, su estratega se reunió con Jorge Moragas, el jefe de campaña de Mariano Rajoy para los comicios del 20 de diciembre. Messina le obsequió con uno de sus axiomas: «Quien se apropia del futuro es el que gana las elecciones». Básicamente, con otras palabras, lo mismo que le dijo Mick Jagger aquella noche londinense. Aunque esa lección, en realidad, se la dio en su día el expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton.
Jim Messina (Denver, Colorado, 1969) es ya todo un gurú en materia electoral. Su éxito, primero con Barack Obama en 2008 y 2012, y ahora con David Cameron, ha sido el uso magistral de la tecnología y las redes sociales. No es algo casual. El asesor fue a buscar el consejo de los mejores en este ámbito. Como Steve Jobs (Apple) o Eric Schmidt (Google). Pero también con algunas de las cabezas pensantes de Facebook, Microsoft o Dream Works, los estudios de cine de Steven Spielberg, a quien le preguntó por la puesta en escena.
El difunto Jobs le dio una clave. «En los próximos cinco años, la cosa más importante del mundo, lo que todo norteamericano tendrá y determinará los resultados de Obama, será un teléfono móvil». Messina entendió el mensaje a la primera. Las redes sociales se convirtieron en una herramienta fundamental para llegar a cada individuo, pese a que Obama no siempre lo veía claro. Ahora, siempre por delante, no se queda en Twitter o en Facebook. El asesor electoral tiene claro que el triunfo pasa por SnapChat, la red social que adoran los jóvenes y que básicamente consiste en mandar fotografías y mensajes que se eliminan en cuanto pasan unos segundos. Rápido, ágil, directo.
Con las peores cartas
Messina no es ningún jovencito espabilado. Tiene 46 años y cuando nació no existía internet. Pero siempre tuvo olfato. En su último año de carrera Ciencias Políticas y Periodismo por la Universidad de Montana, siendo aún estudiante, ya se encargó de la campaña para la reelección del demócrata Dan Kemmis a la alcaldía de Missoula (Montana). Ganó, claro. Dos años después le contrató Max Baucus, el senador que le impulsaría a las altas esferas en 2005.
De ahí su trabajo en la sombra para elevar a Barack Obama a la Casa Blanca en 2008 y mantenerlo en el Despacho Oval cuatro años después. Eran los tiempos de aquellas jornadas frenéticas en las que se olvidaba de todo lo que no tuviera que ver con la campaña y hasta era capaz de comer en McDonalds 27 días seguidos. En 2010 tuvo la oportunidad de conocer en la Casa Blanca a David Cameron, quien le invitó a comer, acompañados de sus mujeres, en Londres. Allí le enseñó la baraja y Messina no tardó en demostrarle que es capaz de ganar con las cartas que le toquen en suerte. Porque pasó de tener 1.100 millones de dólares (unos 958 millones de euros) de presupuesto en la campaña estadounidense a 29 millones de libras (unos 39 millones de euros), y las encuestas en contra, en el Reino Unido.
Aunque ahora se enfrenta a un reto aparentemente más peliagudo: asesorar al Partido Socialdemócrata que pretende destronar a Angela Merkel, una mujer tremendamente popular que lleva diez años al frente de Alemania. Messina tiene trabajo por delante: la canciller aventaja a su rival en 16 puntos en intención de voto.
Pero no todo es trabajo. A Messina, un hombre desgarbado que peina ordenadamente su flequillo rubio cada mañana, también le gusta sentir los caballos de potencia de su Porsche o entregarse animando a los Grizzlies, el equipo de fútbol americano de la Universidad de Montana. Su sueño de joven era convertirse en el quarterback titular de los Denver Broncos. Más habitual, eso sí, es encontrarle leyendo cualquier libro sobre liderazgo que caiga en sus manos.
Relax, pero sin pasarse. Al asesor electoral le apasiona, y obsesiona, su trabajo. Adora estar en esa lucha inteligente por captar votos y cuando está de descanso lo añora. «Echo de menos lo mal que huele la oficina de campaña a medianoche».
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