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¿Habrá más Barça vs Madrid?

¿Habrá más Barça vs Madrid?

El debate secesionista se cuela en la Liga. El Barça tendría que jugar contra el Lleida o el Sabadell si Cataluña rompe con España. ¿Y cómo pagarían a Messi?

FERNANDO MIÑANA

Viernes, 25 de septiembre 2015, 10:54

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Los catalanes tienen mucho que decidir este domingo. Las urnas se destapan para que elijan a sus representantes, pero por debajo de siglas y colores permanece latente el trance de la independencia. El triunfo de los secesionistas podría acelerar un proceso que lleva adherida una buena ristra de preguntas. En el ámbito del fútbol, la cuestión es clara: ¿Qué pasaría con el Barcelona? La respuesta parece simple: si no está en España, tampoco en la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Pero no es tan sencillo.

Dos de los futbolistas más caros del mundo

  • ¿DE DÓNDE SALE LA PASTA?

  • Si el Barça acabara en una liga catalana, sus ingresos caerían en picado y tendría muy difícil pagar a sus dos grandes estrellas Leo Messi, que gana 20 millones de euros limpios por temporada, y Neymar, con una ficha de 8 millones que pretende doblar en su inminente renovación.

  • Algunos cracks se mojan con Guanyarem

  • Varios futbolistas no han dudado en implicarse con Guanyarem (Ganaremos), una plataforma que no habla explícitamente de independentismo, pero que tiene unas señas de identidad inconfundibles. Algunos de los más conocidos son Pep Guardiola, Piqué, Puyol, Xavi, Bartomeu, Capdevila, Sergio García, Ferran Corominas, Bojan Krkic, Eric Abidal, Roger García... Y figuras de otros deportes.

El presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, ha intentado mantenerse de perfil durante toda la campaña, ahorrarse una declaración de la que luego pueda sentirse esclavo. Pero el domingo finalmente se pronunció: «Al Barça le gustaría seguir en la Liga, que es donde nos hemos proyectado al mundo. Es difícil pensar en la LFP sin los Barça-Madrid, sin el Espanyol y todos los clubes de Segunda. Si somos consultados diremos que queremos seguir en la LFP, pero es evidente que si no existen relaciones entre España y Cataluña difícilmente podremos jugar».

Javier Tebas, presidente de la LFP, y Miguel Cardenal, su homólogo en el Consejo Superior de Deportes (CSD), tampoco han querido esperar a conocer el resultado del 27-S para dar una opinión, interpretada como un mensaje para advertir a los votantes. «Si se rompe España, se rompe la Liga. Esperemos no llegar nunca a ese absurdo», tuiteó Tebas, quien recordó que la ley del Deporte solo permite afiliarse a cualquier federación deportiva nacional a aquellas entidades radicadas en nuestro país, a excepción de Andorra. Una singularidad que podría convertirse en el clavo ardiendo al que se agarrara el barcelonismo.

Más amenazante sonó el discurso de Cardenal. «En un país de ocho millones de habitantes, los clubes no tendrían un escenario viable. La aspiración deportiva de los clubes catalanes sería diferente. El Barça, por ejemplo, sería un equipo como el Ajax, el Celtic o el Standard de Lieja, y llegaría, como mucho, a octavos o cuartos de final de la Champions. No es el discurso del miedo, es un discurso realista». Y añadió: «Me parece un chiste plantearse dónde jugarán los equipos si se produce la independencia con todo lo que sucedería en el país y las situaciones de tensión que podrían generarse».

La tesitura permite comprender la discreción de Bartomeu. Es probable que el Barça se juegue este domingo cientos de millones de euros. Porque si desaparece de la LFP, pasaría de ser el club más valioso del mundo a un escalón inferior. Como mínimo. ¿A quién interesaría un partido contra el Lleida? ¿Sería suficiente aliciente para Neymar jugar contra el Sabadell? ¿De dónde saldrían los 20 millones limpios que cobra Messi?

El dinero de las teles

Forbes, la revista especializada en calcular y comparar las fortunas de los más poderosos en todos los ámbitos, colocó este verano al Barcelona en el cuarto puesto de los clubes más valiosos de 2014. La publicación tasó su valor en 3.160 millones de dólares (unos 2.830 millones de euros), por detrás del Real Madrid, con 3.260 millones dólares, y dos franquicias estadounidenses: los Dallas Cowboys (fútbol americano) y los New York Yankees (béisbol), ambas con 3.200 millones. Aunque en un segundo artículo anticipó que los títulos del Barça, incluidos los 60 millones de euros por ganar la Champions, le convertirán en el líder de 2015.

La previsión auguraba unos ingresos superiores a los 600 millones de euros, cuando la temporada anterior, según la consultora Deloitte, la cifra rondó los 500. Pero la separación de España podría cercenar muchos de sus privilegios, como los 150 millones de euros que recibe por los derechos de televisión, o los 100 que ingresa solo de taquilla. Dos variables que se depreciarían de golpe si el cartel en el estadio o en la tele pasara de ser un Barça-Athletic a un Barça-Mollerussa.

Por no hablar del Barcelona-Real Madrid, el Clásico, motivo suficiente, con independencia de las 36 jornadas restantes, para que las televisiones de decenas de países se peleen por su retransmisión. Esos dos partidos por sí solos pueden valer para rentabilizar la inversión.

Es evidente que no solo perderían los culés, también lo haría la Liga. Porque las televisiones y los aficionados mostrarían menos interés por la competición española si no está el actual campeón de España y Europa. Pero la Liga no es un ente de una pieza, sino la suma de varias voces.

Lo explica José Vicente Rodríguez Mora, catedrático de Economía de la Universidad de Edimburgo. «Aunque obviamente sería mejor para la Liga que siguiera el Barça, cuando se ponen a votar los clubes, las coaliciones que se forman son para maximizar su situación y no la de la Liga. Lo que quieren es que su equipo gane lo máximo posible. Y el porcentaje gigantesco del Barça se repartiría entre el resto. Está claro que con el tiempo la Liga ganaría menos dinero sin los culés, pero lo que pensarían Athletic, Valencia, Real Sociedad, Málaga y demás es que tendrían muchas más opciones de conquistar algún título y primarían sus intereses. Y el Barça, mientras, pasaría de ser el club más potente del mundo a uno muy parecido al Ajax o el Standard de Lieja».

Este experto en economía tampoco ve margen para que se haga una excepción. «En los países nórdicos se intentó crear una liga conjunta, pero no se hizo porque a la hora de la verdad, los equipos pensaron que con la unión perderían privilegios como jugar en Primera, ser campeón, tener una plaza para tal competición... También se comentó en países como Hungría, República Checa y otros, pero nunca se ponen de acuerdo. Y apostaría a que ocurriría lo mismo en España con Cataluña. Curiosamente, es posible que solo votara a favor el Real Madrid. Y yo, que sufro la liga escocesa, no quiero ni pensar el bodrio que sería la liga catalana. Porque si países más pequeños que Cataluña tienen su propia Liga, no entiendo que aquí se hiciera una excepción».

El deporte, 2,1% del PIB

Y lo mismo que el Barcelona, lo sufriría el Espanyol. E igual que el fútbol, otros deportes. La Liga ACBperdería a referentes como el Barça, el Joventut o el Manresa. El deporte representa el 2,1% del PIB de Cataluña, donde hay más de 12.500 clubes y entidades, cerca de 700.000 licencias, 70 federaciones y 45 consejos deportivos, reunidos todos en la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC), que, a su vez, alberga un Comité Olímpic. También se especula con que la Federación de Fútbol registró la marca Liga Catalana de Fútbol Profesional, aunque la entidad se defiende diciendo que fue obra de un particular, Manuel Manresa, sin su consentimiento.

Los deportistas catalanes, muchos de ellos integrantes de las diferentes selecciones españolas, caminan estos días de puntillas intentando no meterse en charcos. Pau Gasol, que se declara catalán y español, reclamó que no se interpreten sus palabras en clave política; Gerard Piqué no dice ni que sí ni que no, que lo mismo hace guiños a los secesionistas que dice que quiere jugar con España; y otros como Álex Corretja han pedido a la plataforma Guanyarem que los liberen de la lista porque desconocían su marcado aceto separatista. El que no titubea es Pep Guardiola. «En el proceso soberanista no habrá marcha atrás y se producirá tarde o temprano. Lo que vendrá será mejor, y no solo para los catalanes», declaró ayer al Punt Avui.

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