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Un cordón de la Policía húngara vigila el avance de un padre y su hija hacia un autobús, en Roszke. ::

¿Son tan malos los húngaros?

El país centroeuropeo está mostrando, en la crisis de los refugiados, un rostro poco compasivo que refleja la xenofobia de sus líderes

carlos benito

Viernes, 18 de septiembre 2015, 01:02

Muchos húngaros se están acordando estos días del 27 de junio de 1989, el día que su país recibió el aplauso internacional gracias a una ... valla. En aquella fecha, el ministro de Asuntos Exteriores y su homólogo austriaco convocaron a la prensa y, provistos de sendas cizallas, cortaron la alambrada que recorría su frontera compartida: el objetivo era abrir un corredor para que los ciudadanos de la RDA pudiesen alcanzar Alemania Occidental, en lo que Helmut Kohl describiría como «la primera piedra que se retiró del Muro». En cuestión de semanas, decenas de miles de personas habían aprovechado esa nueva ruta hacia la libertad.

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