El médico que murió por lavarse las manos
Ignacio Semmelweis, el ginecólogo húngaro descubrió el valor de una técnica habitual hoy día en los partos de la mujeres
IDEAL GENTE
Domingo, 19 de abril 2015, 15:33
La Unesco y Hungría conmemoran los 150 años de la muerte del médico húngaro, Ignacio Felipe Semmelweis (1818-1865). El doctor descubrió la medida tan ... básica de la higiene, como la de lavarse las manos, en las operaciones quirúrgicas, además llegó a salvar la vida de muchas mujeres en los partos.
La medida llegada a mediados del siglo XIX, gustó a los especialistas que comenzaron a oír que un gesto así antes de entrar al quirófano podía salvar muchas vidas, por tanto, lo tomaron como una ofensa a su honor. Aunque, el método no convenció a sus contemporáneos, si se generalizó al producirse su muerte.
Era conocido como 'El salvador de las madres' y se inscribió en la historia universal de la medicina por su descubrimiento de la reducción de muertes por fiebre puerperal en las mujeres que daban a luz. Por tanto, los médicos debían desinfectarse las manos, para deshacerse así de los gérmenes que producían la infección.
La Unesco ha incluido es su lista de 2015 de 'aniversarios notables' a este personaje de la medicina. Por tanto, en los próximos meses se celebrarán congresos internacionales (en París y Budapest), y el "salvador de las madres" se recordará también con publicaciones y exposiciones.
Además, el programa promovido por el Gobierno de Budapest hará llegar a las regiones más necesitadas de África, el "paquete Semmelweis", que incluye desinfectantes y otros productos de higiene para reducir el riesgo de infecciones en las mujeres.
Este método, fue descubierto cuando Semmelweis observó en una hospital de Viena, donde estudió y comenzó su carrera, que la mortalidad de las madres era mucho menor en los centros de partos que en las clínicas, donde las mujeres ingresaban sin ser separadas de los otros enfermos.
En esa época, la tasa de mortalidad por la fiebre puerperal era de entre el 11 y el 15 %, incluso a veces llegaba al 30 %, principalmente en los centros de sanidad que en aquel entonces crecieron considerablemente.
Además, muchos de sus compañeros morían de infección general, cuando sufrían un corte con un bisturí usado en una autopsia, Semmelweis descubrió que los síntomas que padeció eran similares a los de la fiebre puerperal, y la causa, una infección de la sangre.
Aunque la medida no convenció del todo a sus compañeros contemporáneos, se introdujo el lavado de manos con una solución de cloruro cálcico y en su hospital se redujo la mortalidad de las madres a menos del 3%, ya que en aquella época las muertes se atribuian a otros factores como la debilidad, miasmas, dietas inadecuadas o circunstancias astrológicas.
Aunque Semmelweis no se rindió y continuó su lucha para que su método fuera aceptado y comenzó a publicar su teoría en alemán desde 1861, sin que llegara a lograr su objetivo en vida y años antes de su muerte, Semmelweis llegó a calificar de asesino a uno de sus compañeros que puso en duda su método.
El final de su vida fue trágico, ya que Semmelweis murió en 1865 de sífilis, al igual que muchos de sus contemporáneos y en especial muchos médicos, que estaban expuestos a esta infección. Una infección de la que el médico intentaba curar. Al fina, su método se generalizó desde finales del siglo XIX debido, entre otros, a los descubrimientos de Louis Pasteur sobre los microbios.
Actualmente, se utiliza el término 'reflejo Semmelweis' para decir que los jefes deberían estudiar las ideas de sus empleados, porque podrían resultar geniales.
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