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«Mi padre está en paro y mi madre gana 800 euros limpiando»

«Mi padre está en paro y mi madre gana 800 euros limpiando»

Como Cristina Pedroche, cada vez más personajes públicos reivindican sus orígenes humildes para dejar claro que nunca se han beneficiado de privilegios

borja olaizola

Viernes, 20 de febrero 2015, 10:54

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Cuando a Tomás Gómez le dieron la pasada semana la patada de la secretaría general de los socialistas madrileños, se despachó con un discurso al uso sobre el «inmenso error» que había cometido su partido. Entre las ideas que deslizó en su intervención, hubo una que capturó la atención de quienes fueron testigos de su adiós: la referencia a sus modestos orígenes. «Pertenezco a una familia muy humilde que nunca me podrá dejar una herencia, donde mi madre es limpiadora y mi padre es un taxista, pero me han enseñado algo muy importante: a ser honrado», proclamó el destituido líder del PSOE de Madrid.

La reivindicación de una extracción social modesta constituye una de las señas de identidad de los partidos de izquierda. «Es que nuestra razón de ser consiste precisamente en acabar con los privilegios y lograr la máxima igualdad», razona el secretario general del PSOE de Salamanca, el matemático Fernando Pablos. El dirigente socialista salmantino se precia de tener unos orígenes muy parecidos a los de Gómez, que es hijo de emigrantes que se asentaron en los Países Bajos: «Como él, nací en Holanda porque mis padres tuvieron que emigrar allí para ganarse un futuro que se les negaba en España en los años sesenta».

Pablos rezuma indignación por las proclamas contra su compañera de partido Susana Díaz que se pudieron escuchar en el mitin que el mes pasado Podemos celebró en Sevilla. «¡A por la fontanera!, gritaban todos al unísono en el mitin», recuerda irritado. La presidenta de la Junta de Andalucía, en efecto, es hija y nieta de fontaneros y así lo ha proclamado siempre que alguien se ha interesado por su extracción social. «Es difícil encontrar una expresión que denote más clasismo que desprestigiar a una persona por su origen humilde, por ser hija de un fontanero», se inflama el líder de los socialistas salmantinos.

La irrupción de Podemos en la arena política está trastocando las convenciones y ahora no son solo los dirigentes de los partidos de izquierda los que se jactan de su procedencia modesta. El presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijoó, recordó en una reciente intervención pública sus humildes orígenes familiares para desmarcarse de lo que el partido de Pablo Iglesias ha estigmatizado como la casta: «De los 23 nietos de mis abuelos, solo tres pudimos ir a la universidad porque ni mis padres ni mis tíos eran profesores universitarios o de clase social burguesa. Si alguien quiere plantear el origen social o, entre comillas, la casta, yo soy más de Podemos que los de Podemos».

Es posible que en los próximos meses asistamos a una profusión de discursos entre los representantes de la clase política desmarcándose de cualquier vínculo con la casta y reivindicando su modesta extracción social. «En un clima de creciente indignación por los privilegios de algunos políticos, es comprensible que haya dirigentes que quieran marcar distancias poniendo en valor un pedigrí modesto», observa Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Universidad de Navarra.

Ropa cara

Otro ejemplo reciente ocurrió la semana pasada en el Congreso cuando en la sesión de control al Gobierno, el diputado socialista malagueño Miguel Ángel Heredia sacó a relucir que era hijo de jornalero y ama de casa cuando criticaba al ministro Wert su política de becas.

Pero el fenómeno va más allá de las fronteras del debate político. Presentadoras de televisión como Mariló Montero o Cristina Pedroche hablan de la humildad de sus familias sin cortapisas. La primera ha contado en más de una ocasión que su padre trabajó de conserje en el matadero de Estella. «Vivíamos allí y llevábamos todos los días la misma ropa, mi madre la lavaba por la noche y nos la ponía por la mañana». Montero, que siempre se ha jactado de haber tenido una infancia muy feliz, recuerda que «íbamos muy humildes, pero muy limpios».

Cristina Pedroche, por su parte, ha reconocido que no le gusta comprar ropa cara porque «es un insulto hacia mi familia». A la presentadora no le importa admitir la modesta extracción social de sus progenitores y recuerda que su padre está en paro y su madre cobra 800 euros como limpiadora. «Todo el dinero que gano es para ellos», ha proclamado. El reconocimiento de la escasez de medios materiales contribuiría en este caso a revalorizar los logros obtenidos en el campo profesional. «Es una forma de decir que han tenido que hacer un esfuerzo mayor que los demás para alcanzar sus metas porque han partido de más abajo», concluye el sociólogo Navas.

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