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Los 10 alimentos perjudiciales de tu nevera

Los 10 alimentos perjudiciales de tu nevera

Básicos en casa pero que realmente son dañinos para la salud. Entre ellos se encuentran el tomate, las gaseosas o los lácteos

ideal.es

Martes, 21 de octubre 2014, 18:01

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Esenciales o habituales en los hogares y que algunos forman parte de nuestra dieta pero son dañinos para la salud, como las conservas y salsas de tomate ya que contienen el jarabe de maíz de alta fructosa a la hora de preparar espaguetis con albóndigas. Otro de sus componentes son las fuentes ocultas de azúcar lo que hace un incremento en las tasas de obesidad, diabetes, enfermedades coronarias y caries dental. Las recomendaciones básicas son revisar las etiquetas para optar por una salsa baja en azúcar y sodio o elaborar su propia salsa.

Otras de las bombas azucaradas son los refrescos que son perjudiciales para la cintura, los dientes, la piel, hormonas, niveles de ansiedad y azucar en la sangre. Además de contener abundantes dosis de colorantes alimentarios artificiales y conservantes como el BVO (aceite vegetal bromado). Un sustituto saludable sería un gratificante sosa y un vaso de agua con unas gotas de limón, lima o jugo 100% de fruta.

Embutidos y edulcorantes

Los nitratos pueden sonar como una bomba de tiempo, lo cual no está lejos de la realidad si tenemos en cuenta los niveles de sodio, de conservantes y aditivos que se presentan en las carnes embutidas como el jamón, el salami y la bolonia. Las personas adultas que lo consuman habitualmente tienen mayores posibilidades de tener tasas elevadas de enfermedades cardíacas y cáncer. Al mismo tiempo, estudios demuestran que los niños que consumen embutidos están expuestos a trastornos de comportamiento y problemas de aprendizaje. Los consejos de los expertos recomiendan hacer la compra en una carnicería local a gusto del consumidor ya que contienen menos conservantes perjudiciales.

El cambio del azucar por la sacarina ha resultado no se tan seguro debido debido a que los edulcorantes artificiales contienen menos calorías. Sin embargo, sólo porque la FDA los etiquete como seguros para el consumo humano, no significa que necesariamente deba hacerlo. Algunos estudios demuestran que los alimentos y las bebidas bajos o con cero calorías con un riesgo mayor de padecer síndrome metabólico, presión arterial alta, diabetes tipo 2, aumento de peso y falla cardiovascular. Otros más atrevidos lo califican como la sustancia más peligrosa del planeta recomendando usar un jarabe de agave natural, miel o jarabe real de arce.

Las grasas trans aumentan el riesgo de tener colesterol malo, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Los aderezos de las ensaladas están llenos de azúcar, de jarabe de maíz de alta fructosa y de colorantes artificiales. Algunos consejos para obtener un aderezo de ensaladas saludable es mezclar unas cucharadas de vinagre balsámico o vinagre de sidra de manzana con aceite de oliva extra virgen.

Lácteos y fritos

Los lácteos contienen grasas saturadas ya que están elaborados a base de a base de leche entera. Esta hormona sintética es fabricada en laboratorios para impulsar la producción de leche en las vacas. Los nutricionistas sostienen que la BGH, al ser transmitida a los humanos, causa obesidad infantil así como ciertos tipos de cáncer, migrañas crónicas y artritis reumatoide.

La comida rápida como la carne ahumada, curada o salada que contenga conservantes químicos es perjudicial. La comida favorita de los Estados Unidos está tan lleno de sodio, productos químicos y toxinas que el consumo semanal regular puede aumentar los riesgos de desarrollar cáncer colon o rectal en un 21%.

Por último, los carbohidratos como el pan blanco, el arroz blanco, la pasta blanca, las galletas, las tostadas, los pasteles y los cereales tienen algo en común que es la harina de trigo enriquecida. Estos provocan que los niveles de azúcar en la sangre suban y bajen con rapidez y causen irritabilidad y hambre a medio día. Por último, una adicción de almidón está ligada al aumento de peso, a enfermedades inflamatorias (por ejemplo, artritis), a la diabetes tipo 2, a enfermedades cardiovasculares y a presión arterial alta.

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