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Álvaro de la Torre Araus
Sábado, 25 de enero 2025, 14:02
Los rasgos faciales particulares, las mejillas marcadas, la potencia nasal... La Escuela Granadina se fundamenta en estos rasgos y en esta forma única que llenó ... de talento nuestra ciudad y que tuvo en el Albaicín y, concretamente, en la calle Elvira su punto neurálgico. Pedro Soto de Rojas, uno de los más destacados poetas del Siglo de Oro, moría en Granada en el año 1658, en un carmen del Albaicín, concretamente en la Casa de los Mascarones. Federico García Lorca recitó, en 1927, versos de este ilustre granadino de un libro cuyo título fue toda una declaración de intenciones: Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos. La historia del Arte Sacro, de la Religiosidad Popular, de la Literatura... Granada se forja en ella y nuestras hermandades y cofradías atesoran y custodian mucho de este legado.
La Casa de los Mascarones era una de la serie de adquisiciones que de Rojas, que además fue abogado del Santo Oficio de la Inquisición y canónigo de la Colegiata del Salvador, realizó durante los primeros años del siglo XVII. Tras su muerte en 1660 fue comprada por José de Mora, quien instaló su taller en este lugar tan especial en 1964. El escultor vivió en esta casa hasta su fallecimiento en 1726. En esta casa talló el Santísimo Cristo de la Misericordia (Cristo del Silencio). En su fachada existe un azulejo, colocado por su hermandad a modo de recordatorio y homenaje. Además, de este lugar tan especial para Granada
Dentro del programa formativo del I Centenario de la hermandad del Silencio, la cofradía ha propuesto, en la mañana de hoy, a sus hermanos y a la Granada cofrade realizar una ruta muy singular por el Albaicín de 1688 hasta llegar a la Casa de los Mascarones. Una propuesta didáctica que ha contado con las explicaciones del compañero de los medios y pregonero de la Semana Santa de Granada de 2015, David Rodríguez Jiménez-Muriel. Además, los hermanos mayores de las cofradías del Santo Entierro, Favores y Estudiantes han acompañado a la hermandad en esta jornada tan especial. Los asistentes estaban citados a las 10 de la mañana ante el monumento dedicado al considerado el escultor más importante del segundo cuarto del siglo XVII en la ciudad de Granada, Alonso de Mena. Su taller fue centro de la actividad artística granadina de su tiempo y el lugar donde se formarán, además de su hijo Pedro, escultores como Bernardo de Mora y Pedro Roldán.
Rodríguez Jiménez-Muriel ha caminado con el nutrido grupo de asistentes por las calles y lugares de nuestra ciudad por las que vivieron, trabajaron y aprendieron los Mora. Primero la familia se avecindó en la parroquia del Sagrario (probablemente ya en 1647) y desde octubre del año siguiente arrendaron una casa en la cuesta de los Gomérez (demarcación de la parroquia de Santa Ana). El núcleo familiar se incrementó con el nacimiento de Cecilio en 1649. En fecha indeterminada, la familia se mudó a la inmediata parroquia de San Gil, donde nacieron Bernardo en 1655 (también escultor, fallecido en 1702) y María en 1656, para recalar en la de San Matías, donde nació el último de sus vástagos escultores, de nombre Diego, en 1658, al que seguiría otra hija más, Faustina, en 1660. La familia pasa a vivir a la plaza de los Cuchilleros en las inmediaciones de la Plaza Nueva y, finalmente, a San Miguel del Albaicín, junto al convento de Santa Isabel la Real.
Actualmente el antiguo Carmen de Soto o de los Moras se halla dividido en dos propiedades comunicadas entre sí: la Casa de los Mascarones, cuya construcción pertenece a las obras llevadas a cabo por Pedro Soto de Rojas en el siglo XVII, y una casa morisca del siglo XVI, que tiene su entrada principal por la calle Pagés.
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