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Nuestro Padre Jesús del Rescate, al inicio de su estación de penitencia.

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Nuestro Padre Jesús del Rescate, al inicio de su estación de penitencia. RAMÓN L. PÉREZ

Un Lunes Santo centenario

Las cinco cofradías del Lunes Santo pudieron poner sus cortejos en la calle bajo un sol radiante

JORGE MARTÍNEZ

Martes, 27 de marzo 2018, 02:12

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La jornada del Lunes Santo llenó las calles de Granada de tradición y estampas únicas. Un cielo radiante quiso dar la bienvenida a las cinco cofradías que ayer pudieron procesionar sin sobresaltos, para alegría de los miles de granadinos que abarrotaron las calles del Zaidín al Albaicín o el Realejo. Fue una tarde de estrenos y cumpleaños, del rosa de la flor de los Dolores a los 'luzeros' del Zaidín o el silencio al paso del Cristo de San Agustín.

Paso terminado en el Trabajo

El barrio del Zaidín volvió a congregar a vecinos y devotos de la imagen del santísimo Cristo del Trabajo. A las cuatro de la tarde un fuerte aplauso saludó a la cruz de guía del cortejo de la cofradía nada más ponerse en la calle Polinario para continuar hacia el Puente del Genil por avenida de Dílar y Poeta Manuel de Góngora. Un largo recorrido que se vio rodeado por personas en todo momento y que permitió contemplar la finalización de la talla del paso de Cristo, tarea encomendada al taller de Antonio Ibáñez. Tras el misterio, la banda de Jesús del Gran Poder, en su primera participación en esta Semana Santa, interpretó ‘Toque de Oración’. En las manos de la Mujer Verónica de este paso, el rostro del Señor del Rescate como homenaje a su tercer centenario.

También llamaba la atención la remodelación de las figuras del paso de misterio y la vestimenta del soldado romano que incita a levantar al Cristo del Trabajo. Al frente de la cuadrilla de costaleras marchaba Ismael Orejuela, estrenándose en esta responsabilidad, al igual que Raúl López con los costaleros del paso de palio.

La flor de los Dolores, rosa como siempre

Es un clásico el adorno floral del palio de la Virgen de los Dolores. Clasicismo en la Carrera del Darro con el cortejo extendido de túnicas blancas que llenaban el entorno con el carácter penitencial de la cofradía de San Pedro y San Pablo. Y un clásico también escuchar las órdenes a la cuadrilla de su capataz Antonio Rodríguez.

Ayer lucía la imagen de la Virgen de los Dolores un vestido en color arcilla bordado en hilo de oro que ha sido donado por un hermano de la cofradía y confeccionado por el bordador cordobés Rafael Jódar. Además, se contemplaban otros detalles como los cirios en recuerdo al aniversario de la cofradía del Rescate o de la coronación de la Virgen de la Esperanza. Otro de los detalles que se cuidaron en esta cofradía fue la representación en los cirios de la candelería de los Siete Dolores de Nuestra Señora. Tras el palio, la banda de música de la hermandad que dirige Antonio Linares ofreció sus marchas tradicionales como la propia composición dedicada a la Virgen de los Dolores por el maestro Higuero o ‘Encarnación Coronada’, cantada por la cuadrilla desde el interior de la parroquia.

El Señor de Granada cumple 300 años

La placeta de la Magdalena y el entorno del barrio se atestaron de público para acompañar al Señor del Rescate en una cita muy especial con los granadinos. Se cumplen trescientos años de su bendición y para ello la junta de gobierno dispuso presentarlo con la vestimenta de la ‘túnica persa’, una realización del prestigioso bordador sevillano Juan Manuel Rodríguez Ojeda. La túnica, de 1908, ha sido restaurada por Teresa del Pino y lució ayer de manera singular sobre la portentosa talla del Señor de Granada. No la había vestido en el Lunes Santo desde la Passio Granatensis del año 2009.

La música fue todo un clásico, procedente de Arahal (Sevilla), con la interpretación de marchas de siempre de la Semana Santa andaluza y a los pies del Señor hubo un calvario de clavel rojo donado por los vecinos y hermanos de la corporación. Como detalle, la cofradía de gloria de la Virgen de la Cabeza, que es vecina de sede canónica, aportó trescientos claveles en recuerdo de ese tercer centenario. En el cordón de la túnica lucía por vez primera la Granada de Oro que concedió el Ayuntamiento hace dos semanas.

José Luis Selfa, Paco Molina y Pepe Martínez eran quienes estaban al frente de la cuadrilla del Rescate que caminó por Puentezuelas hasta adentrarse en Obispo Hurtado y subir nuevamente por calle San Miguel Alta hasta Puentezuelas, buscando la carrera oficial. Pedía venia a las ocho y media de la tarde para continuar su estación hasta la Catedral, mientras continuaba con un andar elegante el paso en caoba y plata tan característico de este Lunes Santo granadino.

Reina Comendadora del Realejo

La cofradía de la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos fue la protagonista de la noche en el Realejo. Hubo calles atestadas para contemplar ambos pasos y fue numerosa la participación de hermanos en el cortejo. A las siete menos cuarto de la tarde comenzaba a caminar la cruz de guía, en dirección a la calle Jarrería. El paso de misterio, con la música de la banda de Jesús Despojado, salía salvando las dificultades de la calle, a las órdenes de Juan López. El segundo tramo lo presidía principalmente el cuerpo de camareras de la Virgen de la Amargura Coronada y, como es habitual, el silencio se hizo en la calle Santiago cuando de las Comendadoras partía el palio que mandaba Dionisio Martínez por vez primera. Sonaba la marcha ‘Amarguras’ para la unir con ‘Mi Amargura’, del maestro Víctor Ferrer.

El primer saludo de la Virgen Comendadora fue para sus monjas, que la esperaban en la entrada al monasterio por la calle Santiago. Allí, la banda de música que dirige Melchor Perelló, de Armilla, interpretó la marcha ‘Reina del Realejo’, compuesta con motivo de su coronación canónica.

Silencio al paso del Cristo de San Agustín

Hermandades de barrio y de capa en la jornada del Lunes Santo, cerrada por la solemnidad de la cofradía del santo Cristo de San Agustín. Las campanas volvieron a tañir fúnebres en la calle San Antón nada más abrirse las puertas del templo franciscano. El muñidor que precede a la cruz de guía también sorteaba los sonidos con su llamada al recogimiento, mientras se iban apagando los siseos y el público que llenaba las inmediaciones del monasterio guardaba riguroso silencio.

Negro en las túnicas nazarenas, cera al cuadril y un andar ágil precediendo al Sagrado Protector de Granada sobre su calvario de roca artificial y el friso de cardos, rosas y plantas silvestres. En la cruz de guía la música que llamaba a la oración era la de la capilla musical ‘Jesús de las Penas’. Por delante de los ciriales sonaba la capilla musical ‘Cristo de San Agustín’, mientras que junto al paso de palio con la Sacra Conversación sólo rompía el silencio la capilla musical de la Virgen y la coral ‘Ciudad de Granada’. El Sagrado Protector volvió a llenar a Granada de silencio y oración ante el portentoso Crucificado, obra de Jacobo Torni, de 1520.

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