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Las pinturas rupestres de los Tajos de la Hoz. Patronato Provincial de Turismo
Ruta por la prehistoria de Granada

Ruta por la prehistoria de Granada

Senderismo en Granada ·

La ruta del Gollizno en Moclín recorre los Tajos de la Hoz, un paraje montañoso que alberga restos rupestres, bellas fuentes y una leyenda en plena naturaleza

ÁNGEL MENGÍBAR

Jueves, 11 de noviembre 2021, 10:05

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Los hombres de la prehistoria vivían por y para sobrevivir. Los quehaceres diarios marcaban su hoja de ruta para sacar adelante a la tribu. Cazar lo era todo para aquella sociedad, pues los duelos con las bestias significaban pasar de ser presa a depredador. O morir en el intento, claro. Así lo dejaban reflejado en las paredes de sus moradas, aquellas cavernas oscuras cuya única luz no era otra que la emitida por el fuego.

Precisamente eran las llamas las que alumbraban a aquellos hombres cuando la inspiración brotaba. Más que por mero amor al arte, aquellas pinturas de animales salvajes, costumbres sociales o creencias religiosas primitivas se erigían sobre la piedra como un ritual para prorrogar la vida. O, más bien, la supervivencia.

A pesar de sus intentos, el paso del tiempo fue y es implacable. Lo que sí perduró para el resto de la existencia fueron dichos dibujos, inmortal huella del pasado que permanece en la roca de todo el mundo. También, por supuesto, en la de Granada. Concretamente, a las faldas del Castillo de Moclín.

El Castillo de Moclín corona la imagen.
El Castillo de Moclín corona la imagen. Chapa

La ruta del Gollizno supone una ideal opción para disfrutar de la naturaleza y de la historia en dicho municipio de la comarca de Loja. Ocho kilómetros para aquellos senderistas que, como nuestros antepasados prehistóricos, busquen algo de luz entre tanta roca. La Vega y hasta Sierra Nevada son testigos de todos los aventureros que inician el recorrido desde el Ayuntamiento de Moclín y que pasan por pinturas rupestres del Neolítico y por puentes colgantes.

Antes de ello, el valle del río Velillos sale al encuentro rumbo al núcleo urbano de Olivares., cuyo mirador desvela los tesoros que están por descubrir. Desde la plataforma de madera, los Tajos de la Hoz, por donde transcurre el camino, se imponen en la instantánea protagonizando un paisaje bello y salvaje a partes iguales lleno de vegetación y agua.

Ruta del Gollizno

  • Longitud 8 km

  • Duración 3 horas y 30 minutos

  • Ecosistema De baja y media montaña y fluvial

  • Altitud 1.000 metros

  • Público Recomendada para todos los públicos

En busca de la Buena Ventura

En la salida de Olivares aparece en el camino un área recreativa que será el deleite de los más pequeños. Equipado con un bar y una zona de merendero, se trata de un muy buen incentivo para pasar el día en familia en un enclave natural incomparable. Otra opción es continuar la ruta del Gollizno, que empezará a quitar el hipo a partir de la poza del río Velillos.

Allí, la fuente de la Buena Ventura recibe a los presentes para contarles la curiosa historia de Parrón, un bandolero que campaba a sus anchas por el Camino de Tózar, y que fue rescrita por el célebre Pedro Antonio de Alarcón. De la Buena Ventura al puente colgante, que pasa por encima del agua añadiéndole mordiente al recorrido, pues el movimiento de sus tablas transporta por un instante a las peripecias de Indiana Jones, pero en un ambiente menos desértico y sin la tensión del famoso arqueólogo.

Experimentar algo de vértigo merecerá la pena, pues el puente desemboca a lo más hondo de los Tajos de la Hoz. El color verdáceo del Velillos transcurre por mitad del paraje, separando las laderas de piedra y mostrándose como el dominador absoluto de la estampa. Continuar por su caudal significa rcalar en el mirador de Tózar, una ubicación magistral para detenerse, respirar y escuchar la esencia de lo natural.

El puente colgante del Gollizno.
El puente colgante del Gollizno. Patronato Provincial de Turismo

Fuente de Corcuela

Será valioso aguantar unos pasos más hasta llegar a la Fuente de Corcuela, una de las zonas más populares del recorrido del Gollizno. Con un peculiar fluir de agua en forma de caracol como principal atractivo que recorre la piedra bajo nuestros pasos, el paseo incluye otra zona muy óptima para descansar las piernas y reponer fuerzas para el último esfuerzo.

Y qué esfuerzo... La Fuente de Corcuela se halla a los pies del Castillo de Moclín, una antigua fortaleza con funciones de vigilancia durante la época nazarí. En el abrigo de Corcuela y antes de recalar en la ermita de San Antón, la meta de la ruta, los senderistas se topan con diversas cuevas que esconden milenios de historia.

Allí, los dibujos grabados sobre la piedra son el recuerdo de aquellos hombres que decidieron abandonar su tendencia nómada para asentarse entre los tajos de Moclín. El ansia de supervivencia había abierto el apetito de la belleza.

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