Si hay una joya olvidada, ésa es Friday Night Lights

Hablamos de la crónica de la vida de un ficticio pueblo de Texas llamado Dillon, en el que sus habitantes viven prácticamente para su equipo de fútbol americano, los Panthers, que juegan su partido el viernes por la noche, momento en el que la localidad se transforma. Seguiremos la evolución del equipo, de su entrenador y de sus jugadores, y también del resto de vecinos de Dillon a través de una galería de personajes tan completa como compleja, tan vibrante como emocionante, tan divertida como reflexiva.

Curiosamente, esta joya está escondida. Pocos la conocen. No es, desde luego, una serie mainstream. Pero hay series de una enorme calidad que tienen serios problemas para triunfar fuera de Estados Unidos por tener un ADN demasiado local. Ser de adolescentes, estar ambientada en un pueblo deprimido de Texas y tener el fútbol americano como pilar fundamental nunca la han ayudado, aunque son la clave para que sea una de nuestras series favoritas. De hecho, si tuviera que recomendar la serie más compleja, de más calidad, recomendaría The Wire. Pero si tuviera que recomendar la que más me ha llegado, de la que más me acuerdo, la que más utilizo para motivos profesionales, para progresar en la vida, para luchar, para vivir con orgullo, sería Friday Night Lights.

La obra está basada en una novela que ganó el Premio Pulitzer. Y la célebre revista Sports Illustrated la definió como la mejor historia de fútbol americano de todos los tiempos y la cuarta mejor en temática deportiva. Poca broma. No hace falta ser un entendido en materia deportiva para entrar en su universo. Afilen la grabadora y abran el corazón. Vibren con los discursos del entrenador Taylor, con la manera en la que entiende la educación Tami, con los ejemplos de humanidad de todos los chavales, de cómo sueñan y reciben cada uno a su manera los golpes de la vida, de la madurez, del miedo al futuro, de la necesidad de salir del nido pero también de volver de vez en cuando. De tantas y tantas cosas. De la vida.

El fútbol americano, hágannos caso, nunca les gustará tanto.