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Rebecca Saxe y Atsushi Takahashi.
¿Desesperado con tu hijo? Préstale tu cerebro

¿Desesperado con tu hijo? Préstale tu cerebro

Nuestros hijos ponen a prueba todo nuestro arsenal educativo y toda nuestra capacidad de aguante

Carlos Pajuelo

Martes, 20 de junio 2017, 15:32

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"Estoy desesperado y ya no sé qué hacer con mi hijo". ¿Te suena?, pues sí, nuestros hijos ponen a prueba todo nuestro arsenal educativo y toda nuestra capacidad de aguante y cuando decimos eso de "ya lo he probado todo y no hay manera" caemos en un estado de desesperación que realmente no sirve para nada, bueno para que practiques monólogos de corte dramático del tipo "Con todo lo que hacemos por ti y mira tú como respondes". Eso no es educar, eso es teatro, puro teatro.

En numerosas ocasiones en este blog hemos dicho que el talento de una madre o de un padre se aprecia a la hora de lidiar con los problemas que los hijos presentan.

Cuando nuestros hijos están "descontrolados" podemos decir que en esos momentos se comportan como unos "descerebrados" y nada de lo que haces te da resultado. ¿Sabes por qué? Porque cuando nuestros hijos están descontrolados no utilizan correctamente su cerebro, o bien están sumidos en un huracán emocional, o bien arrastrados por sus deseos, o bien totalmente perdidos porque no saben por dónde tirar, o las tres cosas juntas.

Es en esos momentos cuando decimos "a este niño le pasa algo ahí dentro de la cabeza, este es un inmaduro, míralo se comporta como un crio, etc." ¿Y qué hacemos?,

¿Has probado a prestarle tu cerebro?

Nuestros hijos aprenden fundamentalmente con lo que ven, el comportamiento de madres y padres les da a nuestros hijos las pautas de cómo hay que comportarse en diferentes situaciones, pero necesitan tiempo para irlo aprendiendo.

Prestar el cerebro a los hijos es ayudar a tus hijos a que aprendan a coordinar la razón con la emoción. Para ello cuando tu hijo esté alterado lo primero que debes de hacer es mostrarle que entiendes por qué está alterado y decirle que es normal alterarse, en vez de empezar tu a alterarte. Hazle sentir que entiendes su enfado y cuando esté un poco más calmado entonces utiliza la razón, la lógica y las consecuencias, pero hazlo desde la calma.

Prestar el cerebro a los hijos es ayudarlos a que aprendan a coordinar sus deseos con sus posibilidades. Los niños y adolescentes tienen un poderoso instinto que les lleva a intentar satisfacer sus deseos de manera inminente junto a una escasa capacidad para poder organizar, planificar y diferir las maneras de alcanzarlos.

Prestar el cerebro a los hijos es enseñarles a expresar sus experiencias negativas, a tenerlas presentes, a hacerlas explícitas porque esa es la forma de controlarlas. No ocultéis las experiencias negativas (miedos, conflictos, adversidades, etc.), no digáis eso de "hablemos de otra cosa" o "no pienses en eso", ayudar a vuestros hijos a que puedan recordar sus vivencias negativas para que sientan cómo pueden o pudieron hacerles frente.

Prestar el cerebro a los hijos es enseñarles que nuestros estados emocionales vienen y van. Que cuando vienen están dentro de nosotros y hay que reconocerlos para poder controlarlos. Ayúdales a ver que están enfadados a que es normal que puedan estar enfadados y así les podremos ayudar a que expresen, progresivamente, su enfado de manera más eficaz.

Prestar el cerebro a nuestros hijos es mostrarles lo importante que es para nosotros tener vida social, relaciones sociales, gusto por la interacción. Para ello enséñales cómo disfrutáis de manera positiva en familia, con amistades. Y cuando se interacciona surgen los conflictos, pues ayúdales a que sepan expresar sus opiniones, pero también a que entiendan que los otros pueden tener una opinión diferente.

Algunos padres y madres estaréis pensando que vuestra criatura mejor que un préstamo necesita un trasplante, pero no os olvidéis que son ellos los que tienen que construir sus vidas. Que es bueno estar siempre ahí y ayudarles, pero no pensar y decidir por ellos, y lo que es más importante aún: no pretender que piensen como nosotros ni que sean como nosotros.

Nuestros hijos pequeños y adolescentes tienen un cerebro maravilloso, pero en formación. Así que recuerda que tienes que prestarles el tuyo para que aprendan a manejar el suyo.

Gracias a mis compañeras del Equipo de Trastornos de la Conducta de Badajoz por compartir de forma tan generosa todos sus conocimientos.

Para saber más os recomiendo dos libros, el primero de un neuropsicólogo español Álvaro Bilbao 'El cerebro del niño explicado a los padres'.

El segundo de Daniel J. Siegrl y Tina Paine, 'El cerebro del niño'.

Más información en el blog Escuela de padres.

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