Los antecesores del Papa Francisco viajaron con frecuencia a los grandes centros del catolicismo en Latinoamérica, Europa y África, pero el Pontífice actual, en sus ... ocho años de ejercicio, ha preferido visitar zonas con un catolicismo escaso y/o en decadencia: Tailandia, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Corea del Sur y ahora Irak, en un viaje peligroso de tres días a un país en guerra en que los atentados y las tensiones ponen en riesgo su seguridad. Hasta 2003, Irak, país de mayoría chií que fue una de las cunas de la cristiandad, tenía una población de 1,5 millones de cristianos; hoy rondan los 300.000. En su primer discurso en Bagdad, el Pontífice hizo ayer un llamamiento al cese de la violencia en el país, y pidió que las naciones extranjeras no impongan sus intereses «políticos o ideológicos» sobre este pueblo, «los intereses externos que son indiferentes a la población local». En este viaje, el primero que hace desde el inicio de la pandemia y el primero de un Papa a Irak, Francisco ofrecerá apoyo a los cristianos y diálogo con el islam, reuniéndose con la máxima autoridad religiosa de una parte del mundo chií, el ayatolá Ali Sistani. Ojalá la visita alivie la tragedia de una vieja nación en ruinas y largamente violentada.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión