De vergüenza ajena

Editorial ·

Jueves, 11 de noviembre 2021, 01:15

El cruce de exabruptos que convirtió ayer de nuevo el Congreso en un campo de batalla retrata el ensordecedor ruido que envuelve el debate político, ... en el que los insultos y las exageraciones extremas sustituyeron hace tiempo al intercambio de argumentos dignos de tal nombre. Forma parte de la lógica democrática que el Gobierno y la oposición mantengan criterios contrapuestos sobre el ritmo de la recuperación económica o las perspectivas de futuro del país, pero el tono apocalíptico y la virulencia de sus descalificaciones mutuas superan con mucho lo admisible y solo alimentan una crispación que a nada bueno conduce. Pedro Sánchez y Pablo Casado se empeñan en escenificar incompatibilidad personal y entre sus respectivos proyectos, aunque en múltiples aspectos estén más lejanos los de sus socios de ocasión, cuando los grandes desafíos que afronta el país reclaman una colaboración entre los dos principales partidos. Soflamas incendiarias como la de ayer pierden credibilidad al contrastar con el enjuague del PSOE, Unidas Podemos y el PP para repartirse cuatro vocales del Tribunal Constitucional pese a la nula idoneidad de alguno de los candidatos en un espectáculo de vergüenza ajena.

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