El proyecto funciona desde 2020, por iniciativa del gobierno autonómico de La Rioja. El objetivo de 'Valle de la Lengua' es «convertir la lengua española ... en idioma de referencia en un escenario digital y globalizado». Y nuestro gobierno ha acabado incluyendo ese programa, «a nivel nacional», en la planificación técnico-política del Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación, «un proyecto de carácter estratégico con gran capacidad de arrastre para el crecimiento económico, el empleo y la competitividad de la economía».
Bien, el idioma español, al que nuestra Constitución no reconoce el derecho de llamarse 'español' y al que no puede llamarse 'español' en España a menos que quiera uno correr el riesgo de que lo llamen facha, seguirá llamándose español en el resto del mundo, pero con energías renovadas y con propósito determinado: servir de base y principio activo para el desarrollo científico y de nuevas tecnologías en el ámbito hispano. Para que «la Inteligencia Artificial piense en español», afirma la ministro Calviño.
Ahorrémonos chistes sobre la inteligencia artificial pensante y la inteligencia natural a duras penas pensante, en español o en chino…
El problema surgirá por reticencias de algunas fuerzas políticas parlamentarias, sobre todo las que odian el idioma español y especialmente odian que se le denomine español —'castellano' es más sencillo, los castellanos fuera de Castilla son objetivo prácticamente legitimado de todas las iras autonómicas—; una situación que llevaría al absurdo de potenciar galanamente el español en todo el mundo mientras aquí se denuesta el término 'español' y se continúa practicando la política –tan democrática, autonómicamente hablando—, de arrinconar cada vez más el uso del idioma de Belén Esteban.
Si un idioma resulta disfuncional como referente de comunicación y convivencia cultural, es inútil distraerlo de su raíz social para instrumentalizarlo en proyecciones ideales. Lo que no sirve en la realidad, no vale para utopías. Lo que no tiene fundamento sólido y saneado no puede tener influjo relevante fuera de su ámbito regular. Si el español no acaba de funcionar en ajuste de la convivencia lingüística entre españoles —lengua común o lengua franca—, difícilmente servirá para poner de acuerdo a nadie en su utilización de futuro y sobre el ámbito científico técnico.
En suma: muy loable defender e impulsar el español por el mundo, pero a mí, con que lo defiendan en España, por el momento me basta.
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