La imprevista unanimidad en favor de los indultos para los condenados por el 'procés', expresada en los últimos días en Barcelona, refleja lo que defiende ... una gran mayoría de catalanes. Desde las organizaciones patronales que agrupan el gran empresariado hasta los sindicatos de clase, desde las plataformas sociales y económicas que reúnen a clases medias muy activas hasta la Conferencia Episcopal catalana, todos han destacado la fuerza de las medidas de gracia en situaciones de conflicto. De alguna manera, se han convertido en valedores de la decisión del Gobierno al considerarla muy favorable para la concordia. Pero su posición no es gratuita. Indica un exhaustivo conocimiento de la realidad en Cataluña. En esa visión ha coincidido también el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.
Porque conocer la realidad de una de las autonomías que genera más polémicas en el resto de España supone acercarse a sus propios términos. Como advirtió el vicepresidente del Círculo de Empresarios, Jordi Gual, a Pablo Casado, no debe considerar los indultos como concesiones vergonzosas, sino como el inicio de un diálogo que pueda a acabar en soluciones.
Esa imprevista unanimidad coincide, con una gran mayoría de catalanes de origen o de adopción, en la defensa de una solución pacificadora, conscientes a la vez de que los indultos no resolverán el conflicto definitivamente. Junto a ese gran bloque, la derecha y la ultraderecha militante mantienen otro perfil. Marcan sus propias distancias, pero su incidencia en la sociedad catalana es mínima como demuestra su pobreza en los escaños obtenidos en el Parlament en las últimas elecciones.
Capítulo aparte merece la amplia franja del independentismo, en la que coexisten muchos matices. En línea generales, prefiere una amnistía para los condenados por el 'procés' que incluya, por supuesto, el regreso a España sin riesgos del expresident Carles Puigdemont. Pero el sector más pragmático del independentismo que puede representar la actual dirección de ERC admite el fracaso del 'procés' sin renunciar al empeño de conseguir algún día la autodeterminación. Eso sí, por caminos que no marginen la legalidad. Pone como ejemplo la fórmula pactada entre Edimburgo y Londres que permitió la celebración de un referéndum sobre la independencia de Escocia.
Pero, Junts, fiel a la pedagogía que Puigdemont imparte desde Bélgica, rechaza los indultos y maldice esa iniciativa trampa del Gobierno de Pedro Sánchez. A partir de ahora, en sus análisis no podrán ignorar que importantes sectores de catalanes validan los indultos.
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