Utopías al poder
Nos estamos encontrando con las mismas promesas de hace veinte años, porque de lo del tren a la Costa se viene hablando desde los tiempos de Rodríguez Tabasco
Juan de Dios Villanueva Roa
Martes, 29 de octubre 2019, 23:54
Después de tantas elecciones como llevamos sobre las espaldas durante estos últimos años, con sus respectivas campañas electorales, la clase política ya debería haber aprendido ... a afrontarlas con más naturalidad. Nos estamos encontrando con las mismas promesas de hace veinte años para esta provincia, porque de lo del tren a la Costa se viene hablando desde los tiempos en los que Rodríguez Tabasco era presidente de la Diputación, como muy pronto. Quienes entonces gobernaban le echaron pocas cuentas, y quienes estaban en la oposición, menos aún. Se fabulaba en aquellos entonces con la autovía a la Costa, proyecto que tardó varios lustros en ejecutarse. Más aún se tardó en unir todo el litoral granadino con el resto de vías rápidas nacionales, y la segunda circunvalación es ejemplo vivo de lo que aquí se tarda en culminar cualquier obra. Podría decirse que el terreno es más duro, ondulado, montañoso, o lo que sea, o que los dineros llegan en centimillos.
Las conducciones de la presa de Rules son otro ejemplo vivo. Así que el hecho de que venga ahora Casado a decir que si él gobierna las hará en un pis pas no deja de sonar a un discurso que aquí ya no se cree nadie. Lo que deberían hacer todos, especialmente aquellos que tuvieron durante años responsabilidades de gobierno, y por tanto capacidades de acción, es no repetirse, porque con ello solo exponen públicamente su expediente de suspensos a la ciudadanía. Suspensos porque cuando pudieron no lo hicieron, y aunque hayan renovado a sus representantes, al final son las siglas políticas las que continúan.
El AVE es otro de los ejemplos palpables. ¿Cuántos viajes hubo de darse Paco Cuenca a Madrid para reclamar que se pusiera en marcha por fin? Para luego venir quienes lo estuvieron frenando a intentar seguir poniendo piedras en los raíles. Y del metro, para qué vamos a hablar. Desde la operatividad que precisa una tierra como esta, que no es solo esta, porque ahí están Jaén y Almería, en circunstancias parecidas o peores, yo propondría una unión real de las tres provincias, fuerte, solidaria, indiscutible, para realizar un programa que contuviese proyectos imprescindibles, realistas, factibles. Y tras ellos, un equipo multiprofesional y ciudadano, y representantes de todos los partidos políticos, y que se pusieran de acuerdo aquí, entre nosotros, y sacasen un documento, breve, claro, posibilista, y que fuesen a muerte con él allá donde sus voces llegasen (Bruselas, Madrid, Sevilla), y lo que es la lucha por los espacios electorales la invirtiesen en otros focos que fuesen más dados a la ideologización de la política.
Tenemos ejemplos muy cercanos de lugares donde se viene actuando así, y aunque se despellejen de puertas hacia dentro, de cara al exterior, que no es su territorio, sino aquellos lugares donde se pelean y se consiguen las cosas, son como un puño, cerrado y golpeando incesantemente. Así sí se podría, pero que venga Casado ahora aquí a hablar de ciertas cosas, como tantos otros, es tomarnos el pelo. Y ya no más. Utopías al poder.
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