El tranvía de los 'días históricos'
Nuevo acuerdo para que circule con frases pomposas, expectación y aplauso. Igual que en 2008. ¡Quién nos iba a decir hace 13 años que asistiríamos a este 'déjà vu' frustrante!
El martes fue «un día histórico», proclamó la consejera de Fomento. Otro. con el tranvía hemos vivido ya varios días así, algo parecido al ' ... partido del siglo' que hay cada temporada, y debe entender, ella y el alcalde, que a estas alturas, de la misa nos creemos la mitad. Además, fue un acto muy parecido al de 2008, salvo que entonces era diciembre y hacía menos calor. Fue en el mismo sitio y hubo firmas, entusiasmo, mensajes de optimismo y modernidad, palabras de futuro halagüeño para Jaén y hasta tuvo su aplauso más o menos espontáneo al final. Como en 2008. Y ya se sabe dónde estamos 13 años después. ¡13! La entonces alcaldesa, Carmen Peñalver, dijo que a Jaén no la iba a conocer «quien regrese después de dos años», porque la ciudad iba a recibir «la más importante inversión de toda su historia». Y es verdad que la fisonomía urbana alrededor del trazado cambió, pero para tener el mayor aparcamiento en superficie posiblemente de España y tener los cinco tranvías criando telarañas, pintadas y desidia, desde cuando España ganó el Mundial de Sudáfrica, que ya hace tiempo.
Hace bien la consejera en no pillarse los dedos con los plazos, que el tranvía lo carga el diablo. Llevan dos años y medio en la Junta y han dado tantas fechas como las que han incumplido. La última la ofreció el propio presidente andaluz hace poco más de un mes. Para el próximo curso político que empieza en septiembre, dijo. Aunque por lo que apuntó la consejera el martes, puede batir el récord en descarrilar antes. Habló de sacar a concurso los distintos contratos hasta finales de año o principios del siguiente, y ejecutarlos a lo largo de 2022. ¿Y su puesta en servicio, para ese año o para 2023? Contestó Marifrán Carazo, con razón, que depende de muchos factores. A finales de 2022 serían las elecciones autonómicas, si no se adelantan, y en primavera de 2023 serán las municipales, con un alcalde de distinto signo, si es que para entonces Julio Millán aún sigue ahí, después de la trepolina que ha sufrido su gobierno.
Pero bueno, quien ha esperado diez años desde que acabaron las obras puede esperar quince. Total, si al final nos conformamos con todo, si hemos esperando dos años y medio para firmar un convenio en cuyas líneas maestras estaban de acuerdo al inicio de 2019; si hasta nos quisieron hacer creer que enseñando las llaves delante de San Telmo en 2013 se acababa todo, cuando ocho años después lo primero que tendrá que hacer el Ayuntamiento es poner la infraestructura a disposición de la Junta, según lo acordado.
Como el rosario de la aurora
El divorcio en el gobierno municipal de la capital va camino de filmar la secuela de 'La guerra de los Rose', con nuestros Michael Douglas y Kathleen Turner locales. El mismo martes, un día de derrochar energía que ya lo hubiera querido Endesa, asistimos también al clásico pasito del amor al odio en política. Después de haber compartido dos años intensos de reuniones, viajes, proyectos, pandemia y votaciones, se celebró el pleno más breve y agrio de este mandato, a la inusual hora de las cuatro de una tarde tórrida, cuando las pasiones campan a sus anchas.
Si sorprendente fue la ruptura del gobierno una semana antes, no lo fue menos la reacción de suprimir las liberaciones enteras de los tres concejales de Cs suspendidos, y tampoco dejó de sorprender que los propios afectados votaran a favor de quedarse sin sueldo (sonó a 'más vale honra sin barcos que barcos sin honra') mientras PP y Vox se abstenían, y no digamos la andanada de reproches, políticos y personales, que lanzó María Cantos al alcalde, quien optó por no entrar el trapo en un debate público (sonó a 'el mayor desprecio es no hacer aprecio'), molesto por la ruptura y porque en diez días no le cogieran el teléfono, para hablar, intentar arreglarlo o al menos que le dieran la cara.
Algunos de sus compañeros se quedaron con las ganas. El viernes, sin ir más lejos, se despachó a gusto el concejal de Personal y Deportes, después de que un edil saliente «votara en contra de la gratuidad de los cursos de natación infantiles, con la peregrina excusa de que el agua de la piscina de verano está fría», dijo. «Tránsfuga, ridículo, sonrojante», añadió. Un botón de lo que se avecina para al segunda parte del mandato entre los exsocios de gobierno: obstrucción y acritud. Todo sea por Jaén.
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