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Soberanismo dividido

Editorial ·

Ante la sólida legalidad constitucional, los soberanistas moderados deberían sustituir el «lo volveremos a hacer» por la búsqueda de una reforma acordada

Miércoles, 16 de octubre 2019, 00:01

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La respuesta del soberanismo a la sentencia del 1-O ha sido sumamente agria pero fracturada, de tal forma que la celebración, ayer, del 79 aniversario del asesinato de Companys no fue unitaria y, de momento, no se ha conseguido acuerdo alguno para conseguir una respuesta institucional que resuma una posición común. No se ha podido acordar un pleno monográfico en el Parlament, y por ahora sólo se ha decidido que Torra comparezca mañana; la portavoz del Govern insistió ayer en que la Generalitat quiere que haya «un mandato efectivo» de la Cámara, pero no parece que vayan a votarse resoluciones como quería la CUP, de forma que si existe realmente un plan elaborado para desarrollar el 'tsunami democrático' como una cadena de movilizaciones ininterrumpidas durante un largo periodo de tiempo, tendrán que ser las fuerzas sociales las que lo lleven a cabo informalmente.

La posición de Torra se centró en la pertinaz amenaza de «lo volveremos a hacer», basada en el argumento de que el Estado pretende «criminalizar el independentismo». Cuando si algo ha quedado en claro en el juicio ante el Supremo ha sido que no se han penalizado las ideas sino sólo las actuaciones contrarias a la ley. Por lo demás, Torra ha insistido en la falacia de que España ha suscrito diversos pactos internacionales que defienden el derecho de autodeterminación, cuando es ya archisabido que la resolución de las Naciones Unidas de 14 de diciembre de 1960, que se considera el acta de nacimiento del derecho a la autodeterminación de los pueblos en situación de dependencia colonial, afirma en su artículo 6 que «todo intento dirigido a la ruptura total o parcial de la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas».

Niega, pues, el llamado «derecho de secesión». Lo lógico sería que los soberanistas moderados, frente a una sólida legalidad constitucional cargada de legitimidad y no dispuesta a ceder, sustituyeran el «lo volveremos a hacer» por una predisposición a la reforma que mejore el statu quo político y económico de Cataluña en el generoso marco autonómico actual.

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