Un referéndum para una ley de amnistía

Santiago Delgado Fernández | José Francisco Jiménez- Díaz

Lunes, 23 de octubre 2023, 23:09

El artículo 92 de la Constitución Española, en su apartado primero, afirma que las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo ... de todos los ciudadanos. Este deberá ser convocado por el jefe del Estado, a propuesta del presidente del Gobierno, previa autorización del Congreso de los Diputados. El citado artículo muestra la atención con que la Constitución acoge «los diversos mecanismos de democracia directa o semidirecta que perviven en los regímenes actuales» (véase un comentario detallado del artículo 92 aquí: https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=92&tipo=2 ).

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Pues dicho queda. ¡Señor Sánchez! Aquí tiene usted una salida al desafío planteado por el independentismo catalán cuando le exigen que borre los delitos cometidos en 2017, para negociar los términos de su investidura. Recuerde que la política democrática es el arte de lo posible, contando con la legitimidad de la mayoría de la ciudadanía. Estos dos últimos conceptos (legitimidad y ciudadanía) son irreemplazables en dicha política. Especialmente hay que apelar a ambos cuando se trata de adoptar decisiones que afectan no sólo a la posibilidad de formar un nuevo gobierno, sino a asuntos cruciales de la convivencia en el vigente sistema político español.

Un asunto del calado de una posible ley de amnistía requiere ser sometido a la consideración del pueblo español en lo que puede ser un momento crucial para poder fortalecer la convivencia en España.

Cuando, seguramente, con la única inconfesable motivación de lograr su investidura a toda costa, señor Sánchez, ahora sopesa si es posible y legítimo lo que hace tan sólo hace dos meses estimaba inadmisible, tiene la obligación de agarrarse a un mecanismo legitimador para hacer digerible éticamente su cambio de posición, si es que esta se ha producido. Atienda a la salida que le ofrece la propia Constitución.

Haga uso de su presumida capacidad de liderazgo audaz y resistencia, y adorne su decisión con la virtud clásica de la prudencia. Sobre esta primera virtud se sostienen las otras tres virtudes cardinales de la justicia, fortaleza y templanza. Quizá un liderazgo prudente logre guiar a estas otras virtudes. Piense el bien de la acción a emprender desde la deliberación racional. Sorprenda con una propuesta que sea capaz de adecentar lo que tanto cuesta entender, incluso a una buena parte de los suyos. Proponga al rey, con el aval de quienes ostentan la soberanía nacional, la celebración de una consulta en la que los/as españoles/as, únicos/as depositarios/as de aquella, puedan decidir sobre una cuestión de tanta trascendencia. Los beneficios para todos, incluyéndole a usted, son evidentes.

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En primer lugar, con una decisión de esta naturaleza reforzará la confianza de los/as ciudadanos/as en las instituciones políticas al hacerles partícipes de la esgrimida necesidad de olvidar para lograr la necesaria reconciliación. No basta, incluso si fuese cierto, lo esgrimido por su ministra de Hacienda, la señora Montero, al sostener que tiene «todo el partido detrás. Necesita mucho más: el respaldo de la mayoría de los españoles y españolas, de distinto signo político. En segundo lugar, tendrá la iniciativa en la negociación conducente a la formación de Gobierno, hoy monopolizada por el expresidente Puigdemont y el resto de dirigentes independentistas, siendo su partido quien pone las condiciones y traza la senda más democrática para salir de la compleja situación surgida tras la celebración de las pasadas elecciones. En último término, en caso de decidirse por este instrumento, despojará a todos sus adversarios de uno de los argumentos en los que nutren la crítica hacia su persona y su particular forma de hacer política. Habrá demostrado así, que su acción política no sólo tiene fines, sino que se hace acompañar de fuertes convicciones éticas. No es sólo lo que se hace, sino la oportunidad del cuándo se hace y para qué se hace. Esto es necesario declararlo y explicarlo bien a la ciudadanía para conseguir la legitimación democrática. La pedagogía política aquí es decisiva. Por ello, es deseable y posible el empleo del referéndum consultivo para posibilitar la aprobación de una amnistía a quienes en su día despreciaron a la democracia española y sus mecanismos institucionales. Convénzanos a los y las españolas, en primera persona, de que aceptar el borrón y cuenta nueva merece la pena. Comprometer su futuro político es una exigencia democrática cuando se trata de avanzar por la senda que ahora nos propone. Hágase un 'González'. Defienda su cambio de criterio, si es que esto se ha producido de forma sincera, como el expresidente socialista lo hizo en su día convocando el comprometido referéndum para la permanencia de España en la Alianza Atlántica. Sólo depende de su decisión. Le corresponde proponérselo al jefe del Estado y no encontrará ningún problema para lograr el respaldo de una mayoría en el Congreso de los Diputados, dada la inexistente participación del Senado en el proceso, donde los conservadores son mayoría.

Así que, no hay excusa. La amnistía, desde la Constitución. Usted y sus ministros y ministras han dicho que todo su actuar político tendría este único límite. Aquí tiene el instrumento. Sólo debe decidirse. Recuerde la máxima latina: audaces fortuna iuvat (la fortuna favorece a los audaces). Quedamos a la espera.

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