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Resonancias

Rosa Palo

Viernes, 17 de octubre 2025, 23:30

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No quiero aburrirles con mi estado de salud, que quien más y quien menos arrastra sus achaques y sus plepas, pero tengo las lumbares hechas ... mixtos. Lo resume bien Luis Prado cuando canta «un dolor al sentarme, otro al levantarme / no puedo agacharme, ya ves», y lo constata la resonancia que me hice la semana pasada. Me taparon con una mantita, me dieron unos tapones para los oídos, me dijeron que me tranquilizara, me puse aún más nerviosa y me encerraron en una cámara estrechísima durante doce minutos que a mí, claustrofóbica perdida, se me hicieron eternos. Tampoco ayudaba el sonido: atronador e insoportable, me convirtió en la única asistente a una 'rave' salvaje que tenía lugar en el antro más pequeño del mundo. «Si te agobias mucho, mira hacia atrás y verás la luz», me había dicho la técnico, y tanto me agobié y tanto miré que estuve a punto de que los ojos me dieran la vuelta en las cuencas. Pero aguanté, porque hay veces en la vida en las que lo único que puedes hacer es aguantar.

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