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Por la puerta de atrás

Puerta Real ·

Para amortiguar el cabreo por la invasión de Ceuta y Melilla, Sánchez ha pergeñado un plan idílico con el horizonte en 2050

ESTEBAN DE LAS HERAS BALBás

Granada

Domingo, 23 de mayo 2021, 01:32

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Cuando Granada entra en estado catatónico surge entre la niebla mental de los barandas el tren de Motril. Es un placebo decimonónico sin fecha de ... caducidad. Hace un par de meses, en el marasmo de la tercera ola pandémica con un alcalde desaparecido y un presidente de la Junta un tanto desnortado, apareció la locomotora del tren de la Costa en artículos, debates y ponencias. Luego dejó de pitar y se fueron apagando los altos hornos que iban a fundir el hierro para sus raíles. El trenecito ha vuelto a ser una raya secundaria en el mapa del proyecto Ferrmed, el corredor ferroviario europeo que, con suerte, verán nuestros nietos. Si el proceso catatónico-nazarí se agudiza, se aplican sobre la piel del paciente unas friegas de tierra del Geoparque, o se le enchufa al cable de alta tensión Caparacena-Baza-La Ribina, otra entelequia, que llevará el bienestar al nordeste de la provincia. De persistir la dolencia, como último fármaco para que no naufrague la esperanza, se le suministran al enfermo unos sueros por goteo del embalse de Rules, cuyo prospecto especifica que se trata de aguas benéficas para el riego de subtropicales pero que, a causa de algún ensalmo o encantamiento aún no averiguado, se guardan celosamente cual si se tratara del bálsamo de Fierabrás, la poción mágica que curaba los golpes y las heridas del inmortal hidalgo manchego.

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