Hace años me quedé a medias (lo perdí Dios sabe dónde) con un bonito libro infantil titulado 'El secuestro de la primavera', una trama policíaca ... que versa sobre un detective privado llamado Marc Trena al que contratan para averiguar quién ha secuestrado a la estación de las flores. Era una espinita que tenía clavada en mi curiosidad hasta que por fin lo averigüé, no porque encontrara el libro, sino porque Doña Pandemia se ha confesado como su secuestradora por segundo año consecutivo. Pero tampoco es necesaria la primavera para que el granadino tenga la sangre alterada o las narices hinchadas por el polen de datos que ese gurú vírico llamado Fernando Simón –un señor que despierta tantas sinergias como alergias– lanza al aire semanalmente.
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El marrón vírico no quita que algunos le sigan temiendo a las gramíneas más que a una vara verde de olivo, motivo por el que compran una de esas mascarillas que se parecen a las de los soldados imperiales de la saga 'Stars Wars' y se la colocan encima de la oficial anticovid, consiguiendo un enigmático look de cirujano hipocondríaco.
Las astenias primaverales también gozan de una reputada fama entre los médicos forenses, más partidarios de utilizar este término que el de «zombi por unos días». Pero este año los síntomas primaverales clásicos estarán tan cruzados como nuestros cables gracias al bicho. Por ejemplo, se espera que haya gente con astenia que no sufrirá depresión estacional gracias a su alergia al coronavirus, y también personas con alergia que combatirán la covid-19 con antidepresivos.
La política actual también es como una primavera, pero en el zapato. La frialdad de las cifras de nuestra ruina económica invita a pensar que será una estación caliente, con bastantes desplazamientos a la cola del paro y cierta alergia desde el poder a hacer algo por sectores tan fastidiados como la hostelería. Tampoco se esperan grandes remedios para combatir el sarpullido de los ERTE y los ERE.
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Por cierto, soy de los afortunados porque solo he tenido una alergia en mi vida y fue a la Fiesta de la Primavera. Me la curé huyendo de ella como se huye de las flores del mal.
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