Presente
Puerta Purchena ·
«El ser humano sacrifica su salud para obtener dinero y luego gasta su dinero para tratar de recuperar la salud perdida»Quizás no sean estas las fechas más idóneas para reflexionar sobre el presente. O sí. No recuerdo bien la anécdota, pero alguien me contó un ... día la respuesta de un maestro zen al preguntarle por qué era considerado sabio. La frase era más o menos así: «yo, cuando como, como; cuando duermo, duermo, y, cuando hablo contigo, hablo contigo». Sorprendido, el interlocutor alegó: «maestro, eso lo hace todo el mundo». Y el sabio le aclaró que la gente, cuando hace algo, suele estar con la mente puesta en otra cosa.
En mi caso concreto, tengo que reconocer que eso se cumple rigurosamente. Lo esencial de la idea -lo dijera un sabio zen o el porquero de Agamenón- es que la frase contiene sustancialmente la clave para aprender a conducirse sabiamente en un mundo de por sí complejo. Y eso se traduce en que no aprovechamos lo bastante las posibilidades que nos proporciona la vida. Usted verá en qué me equivoco si creo que lo normal es que nos vayamos a la cama pensando en qué haremos al día siguiente. O rememorando las peripecias del día que se acaba. Eso es darle todas las ventajas al 'maldormir'. Porque tenemos la tendencia a situarnos en el pasado o en el futuro, en vez de estar centrados en la tarea que tenemos entre manos.
Otro sabio, Khrishnamurti, aseguraba que solo existe el presente, y aconsejaba centrarse siempre en él, ya que del mismo dependía nuestro futuro y que el pasado era del todo irrecuperable. Tal vez en estos días tengamos la ocasión de plantearnos esta cuestión. Por más que sean unas fechas en las que todos proyectamos nuestros mejores deseos sobre el porvenir. Dicho sea al margen, exagerando tan desmedidamente los pronósticos que difícilmente podrán alcanzarse. Y aquí interfiere una idea que tiene mucho prestigio: mejor pasarse que quedarse corto. Y que no se dude de nuestra sinceridad al desear lo mejor para amigos y allegados.
Otro pensamiento, producto de la mente del Dalai Lama, me sale al paso: el ser humano sacrifica su salud para obtener dinero y luego gasta su dinero para tratar de recuperar la salud perdida. Algo parecido a lo contradictorio que resulta ir al gimnasio en coche para hacer ejercicio allí en una cinta de andar. O aquello de pasarse la vida sin disfrutar de los momentos y llegar al punto final para darse cuenta de que no se ha vivido.
Y usted disculpe que aluda a todo esto. Me anima un buen propósito; en absoluto quiero amargarle el día. Lo que pretendo es todo lo contrario: invitarlo a aprovechar cada instante de su vida para sacarle todo el jugo. A ver si, de tanto afán por lograrlo, termino aplicándome el cuento. De momento, aproveche este día y ame a sus seres queridos. Algo más: demuéstreles que los quiere.
Ya sabe lo que dijo otro hombre ejemplar: amar al próximo como a uno mismo. Aunque no crea que lo de amarse uno a sí mismo es algo frecuente, pero ese es otro tema que dejo para mejor ocasión. Hoy el asunto se ha concretado en el presente. Un presente que deseo estupendo para usted.
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