Poeta en la pandemia
Puerta Real ·
Hay mucha verdad en los versos de Lombardo, mucho oficio, ritmo, música. Hay alegría, ironía, melancolía, esa sabiduría de quien vive intensamenteMaría Dolores Fernández Fígares
Granada
Miércoles, 2 de septiembre 2020, 00:30
Ya anuncié en su día que esta crisis pandémica nos iba a traer cosas interesantes, como contrapunto a toda la carga de miedo y dolor, ... que vamos arrastrando. Ya hablé en su momento de algunas lúcidas reflexiones hechas a vuela pluma por filósofos, historiadores, antropólogos, habituados a pensar sobre los asuntos que afectan a nuestras sociedades. Entre el ruido que producen los intentos de señalar a los causantes conspiratorios de lo que nos pasa, es un bálsamo encontrar las palabras de quienes miran más allá de las apariencias y profundizan sobre las señales que nos llegan en forma de temibles amenazas y enfermedades graves.
Entre esas valiosas aportaciones no abundaban las de los poetas, aunque algunos sí han encontrado en esta oscura temporada algunas ideas con las que poder identificarnos. Por eso me ha alegrado mucho conocer la publicación de un poemario elaborado por uno de los nuestros, es decir, alguien que vive entre nosotros, contempla la misma belleza y se deja fecundar por las sugerencias de esta tierra antigua, tan vinculada a la naturaleza y la historia. En este caso, desde el Sacromonte y el Albaycín. Su autor, Alfredo Lombardo, ha ido realizando una especie de cuaderno de bitácora poético del confinamiento, desde el 14 de marzo hasta el 22 de mayo y el libro terminó de imprimirse concretamente el 17 de julio, en una edición muy cuidada que también hace un guiño a la faceta de pintor del autor, con algunas ilustraciones a cargo de Mario García e Irene Delgado. 'Nunca se sabe. La pandemia en verso' es su título sugerente.
Hay mucha verdad en los versos de Lombardo, mucho oficio, ritmo, música. Hay alegría, ironía, melancolía, esa sabiduría de quien vive intensamente, reflexiona y a la vez se mantiene libre para decir lo que siente, lo que lleva dentro. Alguien que constantemente se hace preguntas sobre lo que está pasando y busca en su interior y en sus bien elegidas lecturas las respuestas, que ofrece generoso a quien quiera compartirlas.
No quiero desmontar sus rimadas estrofas, con ese estilo clásico de los poetas de nuestros sucesivos siglos de oro. Prefiero que lo disfruten sus lectores. Pero me atrevo a aludir a la presencia de la tierra, como el motivo que vertebra los poemas, captados en el aire, en el agobio del confinamiento. Lo que nos pasa se origina en haber dado la espalda a la naturaleza, a la vida, al delicado equilibrio, perdido hace tanto tiempo, dice el poeta de muchas maneras. Pero dice otras muchas cosas, desde una variedad de estados de ánimo con los cuales nos identificamos fácilmente, pues calan en nuestro corazón.
Puedo imaginarme lo que significó aislarse para alguien que necesita tanto el contacto con la gente y comunicar sus poemas, como suele hacer desde hace años, cada vez que los recoge en sus dieciocho libros publicados, con tanto primor y frescura como estos versos de la pandemia, que son una especie de regalo para nuestras emociones.
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