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Podemos, en la encrucijada

Editorial ·

Iglesias, con el que varias corrientes de UP disienten por la investidura, se enfrenta al dilema de apoyar sin coalición o ir a elecciones

IDEAL

Domingo, 28 de julio 2019, 23:04

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El fracaso del intento de Pablo Iglesias de formalizar una coalición con el PSOE como condición para apoyar la investidura de Pedro Sánchez ya había suscitado algunas disidencias que, en el fragor de aquel empeño, pasaron relativamente inadvertidas. Así, los Anticapitalistas se habían mostrado partidarios de un pacto a la portuguesa basado en un programa común, en el que la fuerza mayoritaria gobernaría en solitario; y alguna facción minoritaria, como Equo, puso también énfasis en el programa pactado, que habría de ser lo fundamental, y cuya fórmula de implementación era secundaria. Con todo, la derrota de la propuesta de Unidas Podemos ha sido generalmente endosada al PSOE, ya que su escaso interés en la fórmula de la coalición era evidente. Pero en un grupo parlamentario tan complejo -formado por 28 diputados del Podemos, seis de IU, otros seis de En Comú Podem, uno de Galicia en Común y otro de Equo- es lógico que las sensibilidades a posteriori sean dispares. Izquierda Unida, poco después del naufragio, ya manifestaba que negociar un programa debía ser la base de un acuerdo todavía posible. El secretario general del PCE, Enrique Santiago, uno de los seis diputados de IU, declaraba que «no es indispensable entrar en el Gobierno [...] Lo primero es fijar unos objetivos y luego ya los instrumentos para llevarlos a cabo». No faltan sin embargo los sectores -como Podemos de Cataluña o de Valencia- que opinan que Iglesias no debe apearse de sus pretensiones. El PSOE ha afirmado tajantemente que no volverá a negociar una coalición, pero no se niega a un pacto de investidura o de legislatura. El dilema con que se enfrenta Podemos es claro: o acepta esta fórmula de alianza sin coalición o se resigna a la celebración de elecciones en noviembre. Para Podemos, una nueva consulta podría resultarle letal porque acentuaría las disensiones internas, le haría pagar la frustración por dos veces de una investidura fallida de un presidente de izquierdas... y le obligaría a competir con el nuevo partido de Errejón, que está a punto de nacer y que podría terminar de exprimir buena parte de lo que es todavía UP.

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