El 'pharmakós' y la realidad española

La realidad es que, como las desgracias siguen, por su ineptitud e impericia, Sánchez continuará buscando para cada crisis una víctima a la que señalar y eliminar

andrés garcía lorca

Domingo, 6 de febrero 2022, 00:07

En griego la palabra 'pharmakós' designa al veneno y a la cura pero en la antigüedad, en Atenas, era una especie de institución que recaía ... en una persona elegida, normalmente entre los marginados, para cargar con la culpa colectiva ante una calamidad o desgracia, se le paseaba por las calles de la ciudad para que recibiera la ira de los ciudadanos con todo tipo de atropellos y abusos, luego se mataba, a modo de sacrificio ritual, con lo que la sociedad quedaba curada; era una forma de chivo expiatorio como el que figura en la Biblia, pero con un ser humano y más brutal, pues los judíos al chivo se le mandaba al desierto con todos los pecados del pueblo y que se buscara la vida.

Publicidad

Pensando en la realidad política y social española muchas veces me he preguntado quien es el 'pharmakós' de turno: ¿una persona?, ¿una institución?, ¿una comunidad?, ¿una nación? Una revisión de la historia nos señala que, para el nazismo estaba claro que era el pueblo judío, para los ingleses anglicanos los papistas, para los franceses medievales las brujas. Pero volviendo a la realidad actual de España, hay una serie de interrogantes que no soy capaz de aclarar, así para el que fuera consejero de Pedro Sánchez, Iván Redondo, el personaje en cuestión sería Pablo Iglesias, pues sobre él se podían cargar todos los males dado su natural hacer y lo que se le pudiera atribuir; con Félix Bolaños, es la Iglesia católica; el objetivo para cargar las culpas puede ser el patrimonio matriculado o la recurrente pederastia, ¿Qué más da que en el seno de la Iglesia se ubique el 0,2% de los delitos de pederastias mientras que en el 98% de los casos se mire para otro lado? Eso lo sabe bien la Fiscal General del Estado y calla

La siguiente pregunta sería ¿Quién es el 'pharmakós' para el presidente del Gobierno? Si analizamos los gestos y empeños efectuados comprobamos una fijeza especial en el general Francisco Franco y esto es digno de una reflexión que habrá que hacer. El hecho, ante la imposibilidad de provocar la muerte del que fuera jefe del Estado, de la exhumación del cadáver y traslado a otro lugar menos simbólico, para Sánchez, habría llegado la catarsis, es decir a la purificación mental y espiritual, pero se ve que no. La realidad es que, como las desgracias siguen, por su ineptitud e impericia, continuará buscando para cada crisis una víctima a la que señalar y eliminar; de ahí que la inquietud abarque a los propios y a los ajenos por si en un momento dado aparecen como candidatos a esta figura víctima de sacrificio.

Todo esto no deja de ser una irracionalidad, aunque lo irracional es una dimensión a tener en cuenta en tanto que está presente en las relaciones racionales de las personas. Lo cierto y verdad es que, de un tiempo a esta parte, con esta lógica, se explican mucha de las realidades actuales de los comportamientos políticos, pues sino ¿Cómo explicar que a los asesinos de ETA (Bildu) se le honre y homenajeen como liberadores y a los asesinados por ellos, que han sido las inocentes víctimas propiciatorias, se les ignoren? Lo mismo ocurre con las alianzas políticas, las leyes contrarias a derecho o con las votaciones en el parlamento. No sé si, con estas formas de hacer normal lo que no lo es, terminaremos esquizofrénicos o en camino de serlo; por ahora solo calificamos así al Presidente y/o al Gobierno.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad