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#Peblo

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El ship #Peblo ha resistido bien el paso del tiempo y ha llegado, con sus altibajos, hasta estos días en los que, por razones obvias, ha atravesado su peor momento

Antonio Fernández Castillo

Domingo, 18 de agosto 2019, 02:59

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El 7 de diciembre del año 2015, durante la celebración de un debate electoral a cuatro, aquél al que no acudió Mariano Rajoy y cuyo lugar fue ocupado por la vicepresidenta en funciones Soraya Sáenz de Santamaría (quién se acuerda ya de Soraya), Pablo Iglesias llamaba a la calma en diversas ocasiones, tuteándole, a un impetuoso Pedro Sánchez. El fandom político adolescente no necesitó más, y nació el ship #Peblo, la ficticia y tórrida relación de amor entre los líderes del PSOE y Podemos que ha desatado desde entonces una ingente producción de memes, fanfics, hashtags, roles, montajes, relatos y fanarts, muchos de ellos de un ingenio que ya quisieran algunos consultores y expertos en comunicación política.

El 'shippeo' es un fenómeno adolescente que encuentra un inmejorable campo de cultivo y desarrollo en las redes sociales, fundamentalmente Twitter, consistente en emparejar personajes o personas no necesariamente compatibles en la vida real o la ficción. El palabro deriva del término inglés 'relationship' que se ha visto reducido al simple 'ship'. Si la vinculación de los personajes se considera muy fuerte, hasta el punto de desear que el ship se convierta en real, pasa a ser un OTP (One True Pairing), y si éste llegara a materializarse en la vida real, o el autor lo establece en el caso de personajes de una obra de ficción, estaríamos hablando de un ship canon. Casos muy notorios son el ship #Drarry, entre Draco Malfoy y Harry Potter, de la celebérrima serie literaria de J. K. Rowling, o el #Aiteda entre los triunfitos Aitana y Cepeda de la edición de 2017, que llegara a ser canon.

El ship #Peblo ha resistido bien el paso del tiempo y ha llegado, con sus altibajos, hasta estos días en los que, por razones obvias, ha atravesado su peor momento. La legión de fans de la fantasía erótico-amorosa entre los dos políticos han vivido la reciente exhibición de su desencuentro político con más decepción si cabe que el conjunto del electorado de sus formaciones políticas, del nacionalista y el regionalista, aunque, haciendo gala de su condición extremadamente joven y su aún escasa experiencia vital, han querido ver renacer sus esperanzas con motivo de los últimos tweets de felicitación y agradecimiento respectivo cruzados entre la imaginaria pareja acerca del reciente nacimiento de la hija del más joven de ambos.

Al margen de la lógica inclinación juvenil a convertir una realidad desprovista de atractivo, carente de encanto y sugestión en una fantasía lúdica fascinante y divertida, las relaciones de aprecio o desafectos personales parecen intervenir más de lo que pudiéramos pensar en las decisiones, aparentemente estratégicas, de algunos líderes políticos. Así, le compro el argumento al director del medio digital eldiario.es Ignacio Escolar quien, con motivo de una entrevista y debate públicos organizado por la agencia de marketing y consultora de comunicación almeriense Babilonia TIC, al que tuve el placer de asistir hace escasos días, vino a sugerir que, en las actitudes de los dos líderes políticos concernidos durante la fracasada negociación del pasado mes de julio, pesaron más la animadversión de un plenipotenciario Pedro Sánchez, a quien definió como el líder socialista con más poder en su partido de los últimos 40 años, hacia Pablo Iglesias y la soberbia de éste, tan pagado de sí mismo como irreverente con el adversario.

Me pregunto si un nuevo ship #Calvenique, en referencia a los sorprendentes negociadores de ambos partidos Carmen Calvo y Pablo Echenique, quienes se vienen intercambiado no pocas lindezas a lo largo del proceso negociador que aún continúa, no cosechará mejor fortuna que el de sus respectivos jefes, aunque sólo sea porque, como dicen, el roce hace el cariño. Me lo apunto como OTP o, por qué no, futuro canon.

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