Opositar
Puerta Purchena ·
«Abundan los empleos para gente bastante mediocre en general y que gozan de grandes sueldos. En algunos casos, sin saber muy bien cuál es su trabajo verdadero»No se ha inventado nada más imparcial. Las oposiciones son una fórmula que garantiza –en la medida en que se pueda garantizar algo- que el ... puesto de trabajo se lo lleva el que más lo merece. Claro que esto no es así siempre. Supongo que ya conoce usted el chiste del amigo de alguien importante. El importante le ofrecía al amigo empleos bien remunerados para su hijo. El problema surgió cuando el solicitante consideró más oportuno un salario suficiente pero no excesivo para un chico que empieza. Ante eso, el otro le dijo: «para ganar tan poco tiene que hacer oposiciones».
Y es que abundan los empleos para gente bastante mediocre en general y que gozan de grandes sueldos. En algunos casos, sin saber muy bien cuál es su trabajo verdadero. A mí por lo menos me llega más de un wasap con 'esfinges' de personajes conocidos y con escasa preparación pero con ingresos escandalosos.
Así que hacer oposiciones es el medio menos malo de entrar por la puerta de acceso a un empleo estable. Aunque también las hay para ocupar plazas muy bien remuneradas, según dicen. Las del SAS son de las que pertenecen al grupo primero, como la de otros funcionarios. Lo que pasa es que ha surgido un inconveniente que tiene a los opositores sumidos en un sinvivir. Porque nadie es capaz de entender que los resultados de un concurso así tarden más de tres años en hacerse públicos. Por supuesto que se conocen las notas, pero no es suficiente, ya que no se ha producido aún la asignación de destinos. Parece mentira. Porque las oposiciones se convocan anunciando el número de plazas a las que optar. Así que, una vez calificados los aspirantes, lo que procede es darle a cada uno la suya. Por orden de calificaciones y hasta que se agoten. Pero, si no se adjudican los destinos, parecería que la Administración no necesita cubrir esos puestos, dado que siguen vacantes. Es un razonamiento teórico, claro.
Lo que pasa es que hay personas que están dispuestas a concurrir por tercera vez a las mismas oposiciones (está usted leyendo bien) sin que se hayan adjudicado las plazas de la primera. Y es que, por lo ya dicho, uno puede sacar una nota muy alta y no alcanzar la necesaria para que le adjudiquen un destino que sí ha obtenido otro opositor con unas décimas más. Y, como lo de opositar no es por un capricho de comparecer ante un tribunal sino por una imperiosa necesidad de obtener un empleo, aquí tiene usted a los opositores volviendo a pasar por ese trance a ver si arañan algo más que les dé para conseguir la plaza. Dicho así suena un poco a hueco. Pero hay que tener en cuenta que volver a opositar tres veces para lo mismo significa mucho sacrificio, muchas horas de estudio y mucho dinero.
Y es que la Administración es lenta. Eso lo sabe todo el mundo, pero no sospechaba yo que lo fuera tanto en un asunto como este. ¿Tanto se tarda a atender la cola de gente que espera que le adjudiquen una plaza? Porque el retraso está perjudicando a personas; no es cuestión de números.
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