Y al octavo día se crearon las eléctricas
Líneas discontinuas ·
La nueva factura de la luz nos va a obligar a cambiar los hábitos domésticos para ahorrar unos euros al mes. Habrá que valorar si merece la pena modificar el ritmo del sueño y poner la lavadora y el lavavajillas de madrugada y hornear el pollo al amanecer. Agudo y Medina le ponen el punto de la i a las eléctricasAntonio Agudo Martín
El Sheriff de Nottingham trabaja en una eléctrica…
Nos tienen en la picana. Con dos cables conectados al clítoris o testículos (según convenga para mantener la apariencia de igualdad de género). Cada vez ... que nos llega la factura de la luz le dan al manubrio y la descarga eléctrica nos los pone de corbata colombiana. Se mean en nosotros y nos dicen que está lloviendo Azur de Puig. Lo del recibo de la luz no tiene nombre. Es lo más parecido a tener a la población estabulada para apretarle los pezones hasta dejarnos las ubres tan secas como el ojo que no tenía Benito.
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A mí, maese Medina, que me digan desde el Gobierno que planche a las 3 de la mañana, como si estuviera de afterhour, o que no lave los calcetines en día particular, me parece que es humillante. Se ríen de nosotros mientras nos sacan las pocas perras que tenemos con uno de los IVA más altos de toda Europa en la factura eléctrica. Cada vez que encendemos la luz el saldo se nos queda a oscuras. O somos muy tontos o somos muy, muy tontos. Nos la están dando con yogur griego. Allí, en el Peloponeso el IVA de la luz es del 6%. Los vecinos de Portugal pagan una media del 10%, los ingleses el 13%, Francia el 5,5% y nosotros el 21%. Tócate la perinola, Ernesto, la perinola europea.
Y mientras pagamos el kilovatio a precio de oro para seguir enriqueciendo a empresarios y manteniendo el gasto de los gestores públicos, en los ministerios de la cosa nos cuentan no sé qué milongas del respeto al medio ambiente y un necesario cambio de hábitos ciudadanos. Cambio que no pasa por ellos que siguen manteniendo enormes caravanas de coches oficiales. Ya. Ya sé que puede sonar populista, pero peor es lo del ministro de Consumo que se pone de perfil, con todo lo que está cayendo y nos da la paliza con la matraca de lo malas que son las bebidas energéticas y los refrescos de cola occidentales. Si es que deberíamos pasarnos a la Vita-Cola que se servía en las cantinas de la Stasi en la extinta RDA.
O hacer como la ministra, que esconde el Medio Ambiente en un membrete oficial tan largo como una novela de Stephen King, y decir que ya estaba así cuando ella llegó, que la culpa es de otro y el que venga detrás que arree
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Ernesto Medina Rincón
…y Robin Hood no entiende los recibos de la luz
Hubo un tiempo, compadre Agudo, en que los señores de la Educación pretendieron averiguar cuánto sabían de verdad nuestros estudiantes. Lo llamaron pruebas de diagnóstico. Los resultados fueron un desastre. Se adujeron problemas en la realización de los exámenes y la escasa motivación de los alumnos ante unos ejercicios que no contaban para la nota en el afán de justificar el fracaso en lengua y matemáticas. Porque fue comprobado que ni comprendían los textos ni utilizaban los números correctamente. Ante la imposibilidad de despedir a todos los profesores o sentarse a analizar las causas y poner remedio consensuadamente, los políticos echaron tierra sobre el asunto. Al garete las susodichas pruebas. ¡Ojos que no ven, corazón que no siente!
Nadie se paró a analizar el diseño de estos exámenes. Hubiera bastado una somera ojeada para darse de bruces con el quid. A las pobres criaturas les pusieron una factura de electricidad y les pidieron que la interpretaran, dedujesen el gasto por año y persona, calcularan porcentajes y dictaminasen cómo podría mejorarse el consumo de la familia objeto del recibo. Asemejábase el papel con las cuestiones a una torre de alta tensión despendolada que se entretenía en lanzar descargas eléctricas sobre los sufridos examinandos. Terminaron achicharrados, con picana según mi compadre.
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Y ahí seguimos. Sin entender un papajote de lo que nos cobran y por qué. Las compañías eléctricas son el ejemplo perfecto de oxímoron: procuran luz con la más absoluta obscuridad. La electricidad en España es toda un arcano. No hay tarea burocrática más penosa para el usuario que cambiar en una oficina del ramo el nombre del contratante. La cantidad que se paga es una cuestión de fe mitológica: o te la crees o te la crees. Entenderla no está al alcance de los de Clásicas, que presumimos de listos por la vida.
Aunque para listos, los que controlan el tema de la luz, que lo son un rato. Nos marean con horas valle y punta para distraernos con un ahorro que a lo mejor llega a sesenta euros anuales, cinco míseros eurípides al mes. Apelan a nuestro ecologismo con las solares y las eólicas para que los contribuyentes paguemos en cada recibo el cierre de las nucleares. Mientras, nos electrocutan. Si no fuera porque los ordenadores de aquí el maestro Agudo y un servidor no van a pedales, usábamos velas. Que, además, dice Violeta
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