Noches y mentes viejas
Marta Soler
Periodista
Jueves, 12 de diciembre 2024, 23:17
Por más años que pasen, todo sigue igual. Me atrevería a decir que, quizá, vayamos a peor. La sexualización de las mujeres en todos los ... ámbitos lejos de parecernos arcaico –porque somos ya gente muy moderna- está más de moda que nunca y lo acabamos de ver con la que se ha montado en las redes sociales con Lalachus y las campanadas de Televisión Española que, por cierto, pienso poner desde el principio y hasta el final pero, vamos, como he venido haciendo hasta ahora ya que nunca me ha llamado la atención comer pezones o nalgas femeninos antes de las uvas en nochevieja que es lo que la mayoría de gente de este país parece haber estado haciendo durante los últimos tres años, a tenor de los índices de audiencia que ha liderado Antena 3.
La gordofobia se ceba, especialmente, con las mujeres. Nunca estamos lo suficientemente delgadas, preparadas, aseadas, organizadas, guapas, jóvenes, entregadas a la familia, al trabajo o al vecindario para esta sociedad asquerosamente patriarcal y sexista. Entre los unos que nos lo inculcan y otros u otras que se lo creen, vamos cuesta abajo. ¿Cuál es el criterio para elegir a quienes presenten las campanadas? Lo ignoro. Pienso, a priori, que ha de ser el entretenimiento, pero cada cual lo puede entender de manera diferente. Para mí ese entretenimiento puede pasar por escuchar durante unos minutos a gente divertida que nos arranque una de las últimas sonrisas del año, que ha podido ser bueno o duro de más. Hay gente, la mayoría según podemos comprobar, que prefiere ver una teta ajena antes de despedir el año; que prefiere ver cómo una criatura pasa un frío descomunal –pero, vamos, que no vaya si no quiere- mientras nos enseña la rajilla del culo y habla de las cuestiones más triviales de la vida que, también, puede ser respetable, pero lleva intrínseca una carga cultural y machista que, al contrario, no lo es. ¿Por qué el 'canon de belleza' que se le exige a la fémina de la pareja presentadora de las campanadas en cualquier televisión no es el mismo a reclamar al señor que le acompaña? Alberto Chicote sabe, perfectamente, que no lo iba a petar en un concurso de belleza. Ni yo, pero aquí estamos. Cada uno con lo suyo.
Si, de todos modos, los machirulos que han salido en tromba a criticar a Lalachus pensaban ver, por cuarto año consecutivo, Antena 3, ¿a qué viene tanto alboroto? Del mismo modo que los públicos de Pablo Motos y Broncano son diferentes, lo son quienes prefieren ver culos a partirse el ídem con Lalachus el día 31. Somos millones de personas en este país, libres de escoger lo que consideremos conveniente, pero lo que no debería resultar gratuito es el insulto en las redes sociales. Hay gente conocida que lo ha hecho, gente orgullosa de pertenecer a los grupos de la '-fobia,: homofobia, xenofobia y, ahora gordofobia. Mientras que noticias como lo de Lalachus sigan provocando esas lamentables reacciones y comentarios no podemos decir que tenemos una sociedad saludable. Más bien al contrario. Ojo, que a Lalachus se la trae al pairo, pero hemos de pensar en las criaturas de menor edad que van a heredar este mundo. Si les decimos que lo rellenito no mola se lo van a terminar creyendo.
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